elnuevosiglo.com.co,
Diciembre 08, 2019
Mario F. Hurtado *
El 3 de diciembre
fueron publicados los resultados de la prueba Pisa que se realizó en 2018. En
Colombia había expectativa, pues en la prueba de 2015 se había mejorado de
forma sustancial. Los resultados fueron decepcionantes. Colombia desmejoró en
comprensión lectora y ciencias. Tuvo una leve mejoría en matemáticas, pero
sigue siendo la peor área del país.
De nuevo los países que lideraron los resultados
fueron los asiáticos, entre los cinco primeros de cada prueba solo un país
europeo, Estonia se ubicó quinta en comprensión lectora. Por otra parte,
sorprende la mejora significativa de Polonia que se ubica entre los 10 mejores
en dos de las tres pruebas.
Latinoamérica cada vez se ve más rezagada, y eso tiene
una explicación central, la región ha tenido movilizaciones por la educación,
pero no se piensa en la calidad. De hecho, varios analistas en la región se
oponen a la evaluación con argumentos como que ese tipo de procesos son
neoliberales.
Acaso ¿Aprender a leer bien es neoliberal? ¿Desarrollar un
pensamiento matemático o científico es capitalista? Lo que existe es un miedo a
la evaluación, no nos gusta que nos evalúen, ni educadores, ni líderes en políticas
educativas, y trasmitimos eso a los estudiantes.
Las demandas se centran en más recursos, pero en el
caso colombiano llevamos dos años donde sólo se piensa en la educación
superior, y no se comprende la importancia de invertir en la educación básica y
media.
Por otra parte, las reivindicaciones van en búsqueda de dinero para
mejores salarios y operación. No se ven compromisos en las marchas, exigencias
por una educación de calidad, sugerencias sobre una evaluación efectiva que
permita medir los progresos en las áreas básicas.
Entender que para formar en
pensamiento crítico y abordar problemas socialmente relevantes, primero se debe
aprender a leer bien, comprender textos, desarrollar análisis racionales, tener
conciencia ambiental y social. Y si eso no se hace, los resultados están más
que evidentes en las cifras de las pruebas.
De los 79 países que presentaron la prueba, Chile en
el puesto 43 en comprensión lectora fue el mejor. Colombia ocupó los puestos 58
en lectura, 62 en ciencias y 69 en matemáticas, es decir a pesar de la leve
mejoría en esa área es en lo peor que estamos los colombianos. República
Dominicana que por primera vez presenta la prueba es el penúltimo país de los
evaluados. Brasil y Argentina, dos grandes economías de la región se encuentran
peor que Colombia.
¿Qué hacer?
Sin duda, hay que fortalecer los programas
curriculares y los sistemas de evaluación del país. Algunos “expertos” afirman
que se debe cambiar el modelo educativo, generalmente lo dicen quienes nunca
han dictado una clase en un colegio.
El país mejoró en 2015 porque hubo una política por
acercar a los estudiantes a la prueba, hacer que perdieran el miedo, resolver
dudas, inquietudes, y generar en los rectores y educadores una necesidad de
medirse para mejorar.
Eso debe hacerse, y es una de las tareas para las
administraciones que llegan, fortalecer las áreas de calidad de las secretarias
de educación, volver la calidad una prioridad en el debate y en las demandas,
exigir resultados.
La tarea es de todos, maestros, directivos docentes,
familia, gobierno e inclusive de los medios de comunicación que poco indagan en
los temas de calidad para llevar el debate con argumentos y compromisos.
La lógica de destruir en lugar de construir
Una sorpresa es que a pesar de haber sido eliminado el
programa Ser Pilo Paga (SPP), por el actual gobierno, volvió a salir al debate.
Debido a que algunos enemigos del programa quisieron pescar en río revuelto y
culparlo de los resultados. Algo que carece de fundamentos técnicos, pues esos
que promovieron el fin del programa para llevar dichos recursos a las
universidades públicas, podrán ver lo que se predijo a un año, las
universidades en paro, demandando más recursos y miles de jóvenes sin poder
acceder a la educación superior. Además, se pierde el foco, en la lógica
macondiana no se buscan alternativas, se despiertan los muertos para culparlos
de lo que no hicieron.
Lo vivido esta semana demuestra que SPP fue una
política educativa innovadora, que siguen hablando de ella, a diferencia del
programa por el que fue reemplazado, del que poco salen columnas de opinión y
que la mayoría del país desconoce. Programas que premien el mérito y el
compromiso académico deben volver para que la calidad más que una tarea, sea
una motivación.
*Especialista en educación
Reflexiones al tema
pensiones
Twitter: @orregojj
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