Por Santiago Acero Aguirre
A lo largo de la historia los jóvenes han tenido un papel fundamental, que independientemente de su ideología ha surtido efectos y ha marcado un precedente en los hechos políticos de las Naciones.
Esto se da por diferentes condiciones que al ser joven se cumplen, como lo son la opinión crítica, la creencia en la utopía, la pasión por lo que nos gusta, el ánimo por cumplir metas, el amor sincero y la competitividad limpia.
Hoy podemos afirmar que vemos un envejecimiento mental o espiritual prematuro en nuestra juventud, pues es difícil encontrar jóvenes que cumplan con esas características que en diferentes épocas perfeccionaron un cambio social importante, pues tristemente ahora la mayoría de los jóvenes están dominados por el importaculismo.
Esto produce el mal uso de la tecnología, las drogas o simplemente la pereza, se limitan a compartir videos que producen indignación en redes sociales, pero no los vemos liderando causas de solidaridad con el mundo como debería ser. Lo grave no es la condición de joven tranquilo y conformista, lo grave, es que mientras somos testigos de una juventud pasiva política y socialmente, unas personas con mala fe e intereses individuales y egoístas, están definiendo el futuro.
Es por esto que considero muy cierta la frase que dice: “los jóvenes no son el futuro, son el presente” porque los jóvenes en vez de tener un derecho a participar, mas bien tenemos una responsabilidad que como sector social nos compete, debemos ser los primeros interesados en las decisiones políticas, tenemos que ser piedra en el zapato para aquellas personas que prefieren su enriquecimiento material por enésima del desarrollo social.
Todo esto por el simple hecho de decirle al mundo que no nos ha gustado la sociedad que hemos encontrado, que tenemos derecho a intentar cambiarlas y sobre todo, que somos nosotros quienes debemos vivir una adultez explicándole a las nuevas generaciones, que no hemos hecho mucho por ser una sociedad mas educada, culta, solidaria y feliz.
Así que jóvenes, los invito a que nos preguntemos ¿Y si participamos? ¿Y si nos concientizamos del futuro que nos espera y lo comparamos con el que queremos? ¿Qué tal si protestamos pacíficamente por una mejor sociedad? Por último, los invito a soñar y trabajar por cumplir esos sueños, y Dios quiera que en esos sueños, involucremos un plan para hacer del mundo un mejor lugar.
Reflexiones al tema pensiones
No hay comentarios:
Publicar un comentario