A la gente buena le da temor

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Director Hugo Camelo Peláez

Los ciudadanos del país, le están perdiendo la confianza a la justicia y a las Instituciones que rodean el cumplimiento de esta columna vertebral que sostiene un país. Y muy cercanos a esta desesperanza están los políticos, convertidos en verdaderos polítiqueros. 

Si una persona tiene el valor civil de denunciar ante un Ente de Control llámese Procuraduría, Contraloría, Personería, Fiscalía o Defensoría del Pueblo, espera que su valiente denuncia termine castigando al culpable, en especial aquel corrupto que aprovechando su puesto, se queda con parte del presupuesto oficial. 

Y ya no quieren saber más de abogados, Fiscales, Jueces o Magistrados, muchos de ellos andan con problemas ante la Justicia, la que ellos mismos dijeron que iban a hacer cumplir. El imperio de la Ley en manos non sanctas (persona no muy honesta o no de confianza) 

A quien fue hasta el Ente de Control a poner en aviso un asunto de corrupción, queda con el enemigo, y este a su vez feliz, porque supo “toriar el torcido” o como algunos dicen aprendió a saber “dónde ponen las garzas” 

Esto deja de manifiesto que las buenas personas, los ciudadanos honestos, aquellos de manos puras, prefieren seguir siendo exitosos en sus empresas y no prestar el servicio social para ver su ciudad, su departamento o nación, progresando. Todavía nos gobiernan lobos vestidos de ovejas, y a veces disfrazados con sotana.

Reflexiones al tema pensiones

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