EJEMPLO A SEGUIR....
El concejo municipal de la Ceja, Antioquia, elevó del 30 al 50 por ciento (lo máximo permitido) la tasa de plusvalía en su jurisdicción con el fin de incrementar los recursos públicos destinados a la vivienda de interés social, servicios públicos domiciliarios, áreas de recreación, parques, zonas verdes y de esparcimiento; a mejorar el sistema de transporte público y al fomento de la recreación cultural y mantenimiento del patrimonio cultural del municipio.
El solo incremento de la plusvalía no dice nada, si no se acompaña de una acción persistente por parte de la administración local para hacerlo efectivo.
Realmente este recurso de la plusvalía en poder de los municipios está contemplado desde la expedición de las ley 388 de 1997 (hace 19 años), pero por alguna razón que no resulta difícil adivinar, los distintos alcaldes han pasado agachados dejando que las continuas inversiones en obras públicas y las disposiciones urbanísticas que valorizan los predios se queden en manos de los ricos.
El caso de La Ceja es sintomático: desde hace más de 16 viene siendo burlado por alcaldes y concejales, líderes que en este tiempo han preferido quitarle a los pobres para dar a los ricos.
El boletín virtual de La Ceja “Opinando” que dirigen Germán Llano y María Sotera, le dan la bienvenida a la disposición del concejo que quedó vinculada al estatuto de rentas, pero insisten en que ojalá “este si sea EL GOBIERNO DE LA GENTE; que esta administración sea acuciosa en aplicar este estatuto, y que este consejo haga realidad esta norma que tantísimo podría beneficiar a nuestra comunidad. Muy raro estar pidiendo el cumplimiento de la ley, pero venimos de eternidades de burlas”, agregan y revelan que “a la fecha no se ha recaudado un peso. Solo amagues engañosos para finalmente burlar las necesidades de nuestra comunidad y llenar los bolsillos de algunos propietarios codiciosos que tras bambalinas han manejado el poder político en su beneficio con colaboración y confabulación de importantes personajes de la vida política local”.
En la misma dirección de La Ceja pudieran ir muchos alcaldes del país, especialmente aquellos de menores ingresos por rentas propias que, de todas maneras, por pequeños que sean, están constantemente adelantando obras de infraestructura urbana y rural y expandiendo sus áreas de vocación urbanística, con lo que los predios pasan de estimar su valor en fanegadas o hectáreas a metros cuadrados.
La plusvalía es un impuesto distinto al de valorización, pues, este último se puede cobrar par y paso con la ejecución de la respectiva obra, y en cambio la plusvalía solo se ejecuta cuando el propietario beneficiado con una obra pública o una decisión administrativa venda o permute el respectivo predio beneficiado.
La plusvalía, si no se la siguen regalando toda a los propietarios, podría ser el mayor componente del presupuesto municipal y ser una de las mejores herramientas para avanzar hacia la equidad con justicia social.
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