Editorial
VANGUARDIA LIBERAL - Bucaramanga 17 de Febrero de 2015
Colombia
no trata bien a sus pensionados. Es desagradecida con ellos. A pesar de que es
mucho lo que les debe, ya que durante décadas fueron la fuerza laboral que
movió al país y soportó su estructura económica, ahora no les retribuye ese
logro durante su vejez.
Desde
la reforma a la ley que estableció que los incrementos anuales de sus rentas se
calcularía de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor, IPC, y no al aumento del
salario mínimo, que suele estar por encima de ese indicador, hasta la
eliminación de la mesada 14, la pérdida de poder adquisitivo de este importante
sector de la sociedad ha sido más que evidente.
Pérdida
de poder adquisitivo que además, hay que insistir, golpea a millones de
colombianos precisamente en sus años de mayor vulnerabilidad, cuando las
posibilidades de conseguir un trabajo son mínimas y el deterioro de la salud es
progresivo.
En
otras palabras, Colombia ve a los pensionados como una carga y esa actitud más
que reprochable es injusta, sobre todo cuando proviene del mismo Estado, que
debería ser el que, como en tantos otros países, más vele por ellos. Y es que
asegurar que sus ingresos mantengan la capacidad adquisitiva en el tiempo es
apenas un aspecto entre muchos otros.
Como
lo han hecho tantas otras naciones incluida Panamá para no ir más lejos, este
país debería aprobar leyes que velen y ayuden a los pensionados en diversas
facetas de su vida diaria.
En
el Istmo, por ejemplo, existen leyes que se cumplen estrictamente y que
disponen descuentos especiales para los pensionados en todo tipo de negocios
incluidos restaurantes y lo mismo ocurre con la obligatoriedad para que
establezcan filas de atención preferencial en bancos e instalaciones oficiales
de atención al público.
El
trato que se les da, entonces, es el de agradecimiento y consideración, en
lugar de descrédito y desdén, como ocurre a este lado de la frontera. Porque
como se decía párrafos arriba, no es solo el deterioro de sus ingresos, sino la
actitud con la que se les trata en general, cuando el mismo hecho de ir a
cobrar su pensión es a veces todo un calvario.
En
síntesis, la manera en que una sociedad trata a las personas de edad y
particularmente a sus pensionados, dice mucho de sí misma y para el caso
colombiano ese balance es la verdad, vergonzoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario