Un
amigo me decía el otro día que me había convertido en el “médico al que no le
importa darle las malas noticias a la familia del paciente”. Mi amigo tiene
toda la razón, los años me han convertido en un ser más directo y al que no le
importa dar malas noticias. Y eso es lo que pienso hacer en esta columna.
Estimado
compatriota, le voy a contar la verdad sobre el sistema pensional colombiano:
nuestro sistema es una verdadera vergüenza. Pero no por las razones que plantea
el progresismo, al que le encanta echarle la culpa a los fondos de pensiones
privados, sino por la barbaridad que es el sistema de reparto, mejor dicho, el
sistema gubernamental de pensiones.
Un
par de números: durante 2018, el Estado colombiano va a gastar $919.000 en
atender un paciente, gastará $3,9 millones en educar a un niño y gastará $19,6
millones en subsidiar una pensión. Mejor dicho, el Estado va a gastar 21 veces
más pagando pensiones que atendiendo el costo de lidiar con los enfermos.
Otros
números patéticos: durante 2018 el gobierno nacional va a gastar $41,2 billones
de pesos en fondear 2,1 millones de pensiones en un país donde hay más de 6
millones de adultos mayores, y va a gastar solo $1,9 billones en agua y
saneamiento, que beneficia a casi 10 millones de personas.
Pero
es aún más grosero este número: el Estado colombiano va a gastar $1,4 billones
en darle algo de sustento mensual a 1,5 millones de adultos mayores en Colombia
para evitar que caigan por debajo de la línea de la indigencia, mientras gasta
$41,2 billones, 30 veces más, en subsidiar 2,1 millones de pensiones. Absurdo.
Pareciera
que muchos colombianos no entienden que los recursos son limitados. Si gastamos
tanto en pensiones hay menos recursos para educación y salud. La verdad no es
tan difícil de entender.
La
realidad de las cosas es que el sistema de pensiones de reparto (el público) se
ha convertido en un sistema obsoleto, debido a los altos niveles de
informalidad que existen en Colombia, al incremento de la longevidad, y a la
impresionante caída en la tasa de natalidad que se ha evidenciado en las
últimas décadas, implicando que ya no hay suficientes jóvenes subsidiando las
pensiones de los mayores actuales, el sistema de reparto está colapsando.
Además,
como el sistema está tan mal diseñado en Colombia, gran parte de las pensiones
altas que reciben algunos privilegiados están casi completamente subsidiadas
por el estado. Bajo el sistema actual, en algunos casos, el Gobierno subsidia
la pensión de un individuo que se retiró con un salario alto hasta por más de $1.000
millones. Esto es una aberración cuando hay tanto niño en Colombia pasando
hambre.
¿Qué
hay que hacer para acabar con esta injusticia? Algunas prioridades: primero,
hay que trabajar en incrementar la cantidad de gente que cotiza para pensión y
de esa forma reducir los subsidios del gobierno central a las pensiones;
segundo, toca entender de una vez por todas que el régimen de pensiones de
reparto es inviable porque la población se está envejeciendo y los millenials
no están teniendo hijos; por último, toca cambiar la fórmula que se usa en
Colombia para calcular las pensiones que recibirán los futuros pensionados.
Toca
ajustar la fórmula porque NO PUEDE SER que la pensión máxima en Alemania sea de
unos US$2.500 al mes cuando en Colombia es de cerca de US$7.000. ¿A quién le
cabe en la cabeza que es lógico que la pensión de vejez en Colombia sea tres
veces más alta que en Alemania?
Reflexiones al tema pensiones
Twitter: @orregojj
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