www.cronicadelquindio.com, JULIO 01 DE 2021
Por: Juan José Orrego López
Las crisis son instantes valiosos que cuestan, llegan y pasan, dando la oportunidad para reforzar, organizar en el interior y poder presenciar el ambiente de una manera más real, visionando los posibles o precisos ajustes o cambios que la dinámica de la economía, la sociedad y el mundo van exigiendo.
Colombia -país maravilloso- requiere de un seguro estadista no de un político, que guíe y ponga en orden en las finanzas, lo social y en la economía. Hoy está desbordada sin control, rodeada de sabios y de líderes llenos de “honor”, pero que son útiles a terceros e intereses patronales, dejando a un lado a su otra población, como si estuviera impedida, fueran inúti e incapaz de manejar sus riquezas. Pero qué contraste, parte de esa población es la empleada, donde unos se prestan para tapar, a cambio una de promesa futura, para poder continuar arrasando o transferir esa riqueza nacional, sin importar el daño que se deja. Increíble pero cierto, ya se ve con excepciones, fingidos líderes y parte de la sociedad que no le importa el país, más bien está atenta a pactos o contratos para sacar el mayor provecho.
Ese vacío exige ajustes inmediatos por esos juegos, engaños y manejo de lo público. Muchos ajustes, a pesar de su urgencia, podrán ser difíciles a corto plazo mas no imposibles a futuro, no por daño o riesgo al país, al contrario, por no querer desbaratar esa arma que acomodan congresistas y partidos, para no perder esa forma de vivir fácil con los dineros públicos, donde muchos no se prestan a cambio alguno, impidiendo al país, ver la realidad, haciendo más difícil el poder actuar y hacer a tiempo los cambios exigidos, a pesar de los enormes problemas económicos y ese grito social que viene creciendo sin solución alguna.
La triste forma como se han movido por años la democracia y política en el país ha hecho difícil que surjan legítimos líderes, algunos están intentando serlo, pero sin visión de país, y otros está a la espera, pero auténticos vividores llenos de “honor”. Unos sin ideología, listos a coronar lo que rechaza Colombia: el congreso, o si ya han llegado allí vivirán en peligro, alertas a que los saquen del camino por juegos políticos sucios o legales.
Colombia está agotada y cansada de tanta pelea política, en busca de ese auténtico estadista, para calmar la incertidumbre que se vive, que integre y rescate al país, sin mentir ni crear más odio, divisiones y fracasos con soluciones populistas o de fuerza, difíciles de realizar por la deficiente estructura y líderes limpios.
Mientras no se organice su estructura y mejore su sistema político, seguirá aumentando esa agonía, destrucción de las finanzas y sin parar ese grito social que viene creciendo sin solución alguna.
En busca de estadistas, no de políticos