www.semana.com, NACIÓN | 4/10/2020
Por Luis Carlos Vélez
“Tenemos que dejar de ser los idiotas útiles de los países más desarrollados”
Foto: Semana
Jimmy Mayer, uno de los decanos del
desarrollo industrial colombiano, asegura que el manejo de la pandemia por
parte del Gobierno ha sido positivo. Sin embargo, él –que también hizo parte de
la creación de Pavco y el Grupo Sanford– considera que, tras la crisis del
coronavirus, persisten serias tareas económicas por hacer.
Luis Carlos Vélez:
¿Cómo está respondiendo Colombia al coronavirus?
Jimmy Mayer: Es prematuro
opinar. La gestión del presidente Duque ha sido
demasiado corta. Lo cierto es que heredó un país con demasiados problemas y un
hueco fiscal enorme. Mi opinión, muy personal y debatible, es que, si
he de cuestionar algo, es el gesto magnánimo de ofrecer asilo a más de 1,8
millones de venezolanos sin antes medir nuestras capacidades. Muy
laudable el gesto humanitario, pero hemos debido condicionarlo a un apoyo
internacional mucho más generoso.
L.C.V.: Puntualmente,
¿cómo ve al presidente Iván Duque atendiendo el problema?
J.M.: La respuesta a
la pandemia del coronavirus ha sido ejemplar. Colombia se sitúa entre
los países que mejor frente le ha hecho al problema. Sin duda, tiene, y tendrá,
un costo económico enorme para el país y sus empresas, pero no había
de otra. Lo primordial era, y es, proteger la vida y la salud de nuestros
habitantes.
L.C.V.: ¿Es este
un dilema entre la economía y la salud pública?
J.M.: Obvio que lo es.
Hay quienes sostienen que el daño a la economía tendrá
consecuencias aún más duras para la salud pública, y, por lo tanto, tenemos
que mantener la economía marchando, aceptando parcialmente los estragos de este
virus. Es una tesis muy debatible. Yo no soy tan valiente y me pongo
del lado de la decisión del presidente. Tenemos que hacerle frente a una
amenaza inmediata y real antes de aventurarnos en una teoría no probada.
L.C.V.: ¿Qué tan
fuerte será el impacto del coronavirus en la economía de nuestro país?
J.M.: No soy economista y no
puedo cuantificar el daño en términos del PIB. Lo que sí puedo decir es que en las empresas de
nuestro grupo estamos viendo un año extremadamente difícil por la caída que
esperamos tanto en la demanda interna como en nuestras exportaciones. Hemos
frenado cualquier inversión que no sea absolutamente indispensable y estamos
haciendo ahorros donde sea posible. Los ejecutivos, sin excepción, han aceptado
recortes salariales. A su vez, hemos dado la orden de no despedir
personal siempre y cuando no peligre la existencia de la compañía.
Mientras tengamos recursos, no permitiremos que nuestros trabajadores queden
desamparados y desprovistos.
L.C.V.: ¿Qué puede
pasar con la economía si se prolonga la cuarentena?
J.M.: Imposible predecirlo
sin tener idea de cuánto va a durar. Si no encuentran rápidamente una vacuna o
una cura, la cuarentena puede ser larga. Soy optimista. Hay más de 140
laboratorios muy serios en este momento buscando el remedio, y tengo mucha fe
en la capacidad del cerebro humano. Si partimos de la base de que para
agosto podremos volver a un semblante de normalidad, habremos perdido
prácticamente un semestre de trabajo. Es un golpe muy duro para el país y para
cualquier empresa.
L.C.V.: Y a eso se
sumó la crisis del petróleo.
¿Qué hacer para no depender tanto de él?
J.M.: Desde hace más de diez
años advertí sobre la dependencia de lo que llaman commodities y principalmente
el petróleo. Hay un sinnúmero de escritos sobre la maldición de las materias
primas. Los países cuyos ingresos dependen continuamente de materias
primas nunca ascienden al desarrollo. En Colombia nos dejamos
embriagar por el bendito petróleo y, sobre todo, a los precios de esa
época. Debemos estar pensando en qué hacer para alcanzar un desarrollo
acelerado, semejante al que han logrado Corea del Sur, Singapur, Israel; y,
ahora en desarrollo, Malasia y Vietnam. Esta última, viene creciendo a un ritmo
del 7 por ciento anual. En menos de diez años nos van a sobrepasar.
L.C.V.: ¿Cree que este
Gobierno no ha tomado las decisiones correctas para dejar de ser dependientes
del petróleo?
J.M.: No quiero, de ninguna
manera, que esta entrevista se interprete como una crítica directa al Gobierno
actual. La triste realidad es que estamos arrastrando un modelo equivocado
desde hace más de 50 años. En la época de la guerra de Corea, el ingreso per
cápita coreano era inferior al nuestro. En ese país no abundan los recursos
naturales. Sin embargo, 57 años después lo vemos con un ingreso per
cápita de casi el triple del nuestro. Solo la empresa coreana Samsung tuvo en
2019 ventas por más de 200.000 millones de dólares, o sea, el 60 por ciento del
PIB de Colombia. ¿Cuándo será que vamos a despertar y encarar al mundo
como realmente lo es y no acorde con modelos idealistas estructurados por
académicos?
L.C.V.: ¿Eso quiere
decir que hemos tenido ministros de Hacienda y Gobiernos demasiado alejados de
la realidad económica?
J.M.: No desprecio la
inteligencia y las observaciones de los académicos. Pero, en su gran mayoría,
estos nunca han encarado los múltiples problemas que enfrentamos día a día
los empresarios. Nunca
han tenido que rebuscarse para pagar la nómina. No, la realidad
empresarial dista mucho de lo que los académicos ven en sus tratados y en sus
fórmulas. Esto es como arar en el mar. Llevo décadas predicando lo
mismo y no soy el único. Esta inercia la llevamos por más de 50 años, sin que
se nos ocurra que el modelo tal vez es el equivocado.
"Los académicos, en su mayoría, nunca
han tenido que rebuscarse para pagar la nómina".
L.C.V.: ¿No es eso muy
difícil en un país con mucho debate político y pocas decisiones pragmáticas?
J.M.: Tenemos que romper el
esquema. Tenemos que dejar de ser los idiotas útiles de los países más
desarrollados. Cada vez que proponemos un esquema para apoyar nuestras
industrias y nuestras exportaciones, hay voces en nuestro propio seno que
advierten: no, esto va en contra del tratado equis, ye o zeta. Dígame,
por favor, ¿cómo califica las ayudas que los Gobiernos en Estados Unidos,
Europa, Japón, China, Asia en general aportan a sus industrias? ¿Cómo califica
el recién legislado paquete de ayuda en Estados Unidos? Con mucha pena, no me
puedo contener más: ¡la realidad es que somos bien pendejos! Para entender
mejor lo que digo, es bueno leer Concrete Economics, de Stephen Cohen y
Bradford DeLong.
L.C.V.: ¿Qué efecto
político tendráesta pandemia?
J.M.: No envidio la tarea
que tiene por delante el presidente Duque. Aparte de este ‘problemita’ llamado
covid-19, nuestro país adolece, entre otros, de varios problemas: corrupción,
que ha llegado a niveles que jamás hubiera yo imaginado; justicia,
en la que, francamente, prefiero casi que callar, pero la realidad es que
urge reformar el estamento judicial en Colombia.
L.C.V.: ¿Cómo ve el
futuro del país?
J.M.: Tenemos que dividir el
problema en tres etapas. Ahora mismo hay que apoyar al
Gobierno en esta crisis. Acatar, como ciudadanos responsables, las órdenes
de cuarentena y no
socializar. Tomar en todas las empresas las medidas necesarias para
apretar y sobrevivir. Cuidar de nuestra gente, a todo nivel, para que tengan lo
necesario para vivir y velar por la salud de sus familias. Después de la
tormenta es claro que nuestro país no tiene la capacidad de inyectarle al
sistema los billones que serán necesarios para reactivar la economía. Pero, lo
que sí puede y debe hacer el Gobierno, es priorizar a las compañías
colombianas por encima de lo extranjero. Y viene la etapa final que es romper
el esquema. Al igual que lo pregona el presidente Trump para su país,
nuestro lema debe ser ¡Colombia first!
- “Necesitamos medidas para
mitigar el impacto económico y social”
- ¿Cómo es una Unidad de
Cuidados Intensivos?
L.C.V.: No se nota muy
positivo…
J.M.: Confieso que no soy
optimista. Estamos al borde de lo que los gringos llaman the point of no
return. Si seguimos por el sendero, probado y fallido, no podremos generar los
empleos que necesita nuestra creciente juventud. Me duele por mi país. A lo
largo de más de 50 años haciendo industria, he encontrado en nuestra nación un
material humano excepcional, a todo nivel. Pero, tristemente, nuestro
esquema de gobierno nunca ha creado las condiciones ni el espacio para que
estos talentos florezcan. Es como el granjero que cuenta con una semilla
de calidad excepcional, pero no sabe preparar ni abonar el suelo.
L.C.V.: Usted tiene un
discurso que parece políticamente coherente. ¿Ha pensado en liderar a los
gremios para esas transformaciones?
J.M.: Ahora estoy
pensando en cómo despertar un movimiento de todos los gremios para tratar de
implementar un modelo económico ágil, que nos permita crecer a tasas superiores
al 6 por ciento anual. No todos mis colegas comparten mi idea, pero
estoy convencido de que es indispensable incluir a las centrales obreras en tal
movimiento. Nuestros obreros serán los más beneficiados. Si queremos
mejorar el bienestar de las clases trabajadoras, forzosamente, tenemos que
elevar el ingreso per cápita. Tenemos que crear empleos abundantes y bien
remunerados, y no lo vamos a lograr sembrando aguacates.
Reflexiones al tema pensiones
Twitter: @orregojj
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