eltiempo.com, 05 de julio 2019
Las democracias liberales están en dificultades. Pero las ideas liberales no han muerto.
El evento internacional de la semana pasada no fue la reunión del G20 en
Osaka. Fue la entrevista que dio el presidente de Rusia, Vladimir Putin,
al Financial Times, el periódico inglés –tal vez el mejor
del mundo–, antes de viajar al Japón. Putin ofreció su visión de la
situación internacional, de las relaciones de su país con las potencias, China
y Estados Unidos, de la injerencia rusa en Siria y en Venezuela. Y terminó
divulgando sus opiniones en contra del liberalismo, por
considerar que a este ya le había pasado su tiempo y ahora es, por lo tanto,
“obsoleto”.
El señor Putin está equivocado; su comentario es una manera astuta de
desprestigiar las reglas liberales sobre las cuales se construyó el orden
internacional con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Reglas que está
intentando destruir el presidente Trump con su desprecio del multilateralismo y
de las instituciones creadas para promover la seguridad y el crecimiento
económico mundial. Con ese desprecio, lo que ha hecho es agitar las aguas en las
cuales pesca el señor Putin y generar un peligroso clima de incertidumbre sobre
el futuro.
La entrevista es de gran interés para los colombianos. Porque los liberales de manera de pensar sí que estamos preocupados con la polarización ideológica en Colombia y la división, casi por mitades, entre el populismo de derecha y el de izquierda. Y no se puede estar de acuerdo con el señor Putin en que la idea liberal no tenga vigencia en la actualidad. Por el contrario, en este país es importante defenderla y difundirla. Con mayor razón cuando es atacada desde tantos frentes y, muy preocupante, desde el mismo partido de gobierno.
Es oportuno recordar –en tiempo de celebración del bicentenario de la independencia– que desde los inicios de la República, los principios liberales han primado en la organización del Estado en Colombia. La Constitución de Cúcuta de 1821 fue liberal en su esencia, y los cambios de mediados del siglo XIX, que incluyeron la abolición definitiva de la esclavitud y las elecciones como medio de expresión del sentir popular, fueron conquistas liberales. El apego a la ley, a las instituciones y a la civilidad son valores de los últimos doscientos años que sirven para proteger los derechos económicos, sociales y políticos de los colombianos.
Los elementos fundamentales de la ideología liberal son la libertad, la igualdad y la justicia. Es muy interesante que en Colombia, a pesar de las múltiples dificultades que reseña la historia, las dictaduras no hubieran florecido, como sí ocurrió en los países vecinos de los cuales nos separamos en 1830. Muchos dirán que esto no quiere decir nada y que las mayorías no se han beneficiado de esa libertad. Están errados. No saben, como los venezolanos en la actualidad o los chilenos y argentinos en el pasado, lo que es vivir bajo una dictadura. Lo que sucede es que los liberales no creemos en las revoluciones, sino en los cambios graduales y las reformas, en el “progreso perpetuo”. Y estos procesos se toman su tiempo. Que socialmente el país ha progresado, no cabe duda. Y que hay que acelerar y asegurar los cambios para lograr una sociedad más equitativa y justa también es cierto.
No es correcto que las ideas liberales estén en conflicto con el interés de la inmensa mayoría de la población. ¿Qué más quiere la gente sino que se respeten su religión, su género, su sexualidad y su dignidad? ¿Y los colombianos no hemos recibido de buena gana a los cientos de miles de venezolanos que han tenido que huir de su país en búsqueda de un bienestar mínimo?
Sí. Las democracias liberales están en dificultades. Pero las ideas liberales no han muerto.
La entrevista es de gran interés para los colombianos. Porque los liberales de manera de pensar sí que estamos preocupados con la polarización ideológica en Colombia y la división, casi por mitades, entre el populismo de derecha y el de izquierda. Y no se puede estar de acuerdo con el señor Putin en que la idea liberal no tenga vigencia en la actualidad. Por el contrario, en este país es importante defenderla y difundirla. Con mayor razón cuando es atacada desde tantos frentes y, muy preocupante, desde el mismo partido de gobierno.
Es oportuno recordar –en tiempo de celebración del bicentenario de la independencia– que desde los inicios de la República, los principios liberales han primado en la organización del Estado en Colombia. La Constitución de Cúcuta de 1821 fue liberal en su esencia, y los cambios de mediados del siglo XIX, que incluyeron la abolición definitiva de la esclavitud y las elecciones como medio de expresión del sentir popular, fueron conquistas liberales. El apego a la ley, a las instituciones y a la civilidad son valores de los últimos doscientos años que sirven para proteger los derechos económicos, sociales y políticos de los colombianos.
Los elementos fundamentales de la ideología liberal son la libertad, la igualdad y la justicia. Es muy interesante que en Colombia, a pesar de las múltiples dificultades que reseña la historia, las dictaduras no hubieran florecido, como sí ocurrió en los países vecinos de los cuales nos separamos en 1830. Muchos dirán que esto no quiere decir nada y que las mayorías no se han beneficiado de esa libertad. Están errados. No saben, como los venezolanos en la actualidad o los chilenos y argentinos en el pasado, lo que es vivir bajo una dictadura. Lo que sucede es que los liberales no creemos en las revoluciones, sino en los cambios graduales y las reformas, en el “progreso perpetuo”. Y estos procesos se toman su tiempo. Que socialmente el país ha progresado, no cabe duda. Y que hay que acelerar y asegurar los cambios para lograr una sociedad más equitativa y justa también es cierto.
No es correcto que las ideas liberales estén en conflicto con el interés de la inmensa mayoría de la población. ¿Qué más quiere la gente sino que se respeten su religión, su género, su sexualidad y su dignidad? ¿Y los colombianos no hemos recibido de buena gana a los cientos de miles de venezolanos que han tenido que huir de su país en búsqueda de un bienestar mínimo?
Sí. Las democracias liberales están en dificultades. Pero las ideas liberales no han muerto.
** El liberalismo perdurará pero hay que renovarlo
https://jujogol.blogspot.com/
Reflexiones al tema pensiones
Twitter: @orregojj
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