www.cronicadelquindio.com, ENERO 27 DE 2022
Por: Juan José Orrego López
El incremento del salario mínimo se recibió con alegría, tocó los corazones de los más incrédulos. Un millón de pesos, qué rico, decían unos, y otros expresaban: que ingenuidad. Alegría que desbordó corazones. Es injusto no vivir la alegría de la sociedad por el tema de salarios, pero más triste es ver cómo se cae la dicha inicial sin acabar enero, reflejo de un mal acuerdo, como si el mínimo del 2022 y el costo de vida no se afectara por alzas internas, la crisis internacional y la inflación importada.
Gobierno y ministro, conociendo reclamos de años sin solución, se burlan y citan el 28 de enero y 3 de marzo a la mesa de concertación laboral y de la subcomisión tripartita para analizar ajustes y mejoras en pensiones, aportes salud, cambio del IPC y para revisar cambios de precios en los productos. Suena lindo, pero, por más que se reúnan para arreglar temas que por ley no pueden, se ve el engaño, pues son ajustes que deben ser aprobados en el Congreso, claro, si es que hay voluntad política.
Desconcierta el presidente Duque al revisar su Plan de Desarrollo. Siendo senador conoció reclamos como cambiar el IPC por el % del SMLV, para las pensiones y en silencio prefiere variar unas tarifas que subían con el SMLV y cambiar por el IPC; solucionando unas, olvidando las pensiones, pero incluyendo los discutidos BEPS y expidiendo el decreto 1174, las horas extras y otras más, pero dejando quietas peticiones que vienen de años atrás. Increíble.
En 8 años, como senador y presidente, no quiso corregir el IPC, derrochó con amigos, dejando el roto para poder controlar a unos pensionados, dando un ajuste injusto al resto, conociendo que el 2022 será más duro. Cuántos pensionados y sus familias cansadas de tantas mentiras. Antes de elegir a esos congresistas que se burlan, más bien, alcen la cara y expresen, no más con esas mayorías del Congreso.
A quién creerle, un gobierno en picada, ciego, dónde se fugan dineros sin control, pensando en salir lleno sin tocar su pensión presidencial y sin importarle el daño y lo que deja al nuevo gobierno, que será más duro, no por la pandemia, sino por esa incapacidad que ha mostrado para gobernar el país.
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