viernes, 28 de agosto de 2015

109 billones de pesos de presupuestos futuros ya están comprometidos

ELTIEMPO.COM, Por:  27 de agosto de 2015

Obras de gran envergadura como la Autopista de la Prosperidad, que conectará a Medellín con Buenaventura, solo la puede financiar un país de ingresos medios como Colombia, con vigencias futuras.


Informe de la Contraloría destaca que en el 2014 se pactaron compromisos por esa cifra.

Aunque hoy existen más restricciones a la hora de comprometer los presupuestos de los gobiernos venideros a través de vigencias futuras, la figura sigue estando tan en boga que la Contraloría General detectó que, en el 2014, el Gobierno aprobó 109,8 billones de pesos (corrientes) para ser aplicados hasta el 2040”.
Esto significa que al menos seis de las próximas administraciones quedarán atadas a compromisos de gastos que les reducirán capacidad de endeudamiento para inversión, lo que no es muy acertado según algunos analistas, mientras que otros estiman que la contraprestación de este panorama es que el país se enrute por la vía de desarrollar proyectos bajo la premisa de que hay que hacer política de Estado y no política de Gobierno, es decir, solo lo que decida el gobernante de turno.

Una de las razones del incremento en el uso de esta figura, que viene creciendo a un ritmo de entre 8 y 9 por ciento desde el 2008, es la nueva herramienta creada para financiar grandes obras, conocida como Alianzas Público Privadas (APP) y que, como su nombre lo indica, implica que pone plata el Gobierno y ponen los privados.
Es para infraestructura
Según el informe de la Contraloría, por APP se aprobaron 91,2 billones de pesos, el 83 por ciento del total, con lo cual, el país aspira a financiar, de la mano con los privados, una mejor infraestructura educativa, de transporte y viviendas para los colombianos.
En este contexto, muchos de los proyectos viales son de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) para hacer obras como la autopista de la prosperidad en Antioquia, la vía Mulaló-Loboguerrero en Cauca o el corredor Honda-Puerto Salgar-Girardot se harán con vigencias futuras. Esto cuesta más de 85 billones de pesos, según señala el informe de la Contraloría.
“La cifra parece grande, pero se va pagando poco a poco. En el caso de los recursos para las vías 4G, en el 2003 se previeron 64 billones a 25 años, lo que implica menos de 3 billones por año”, explica Luis Fernando Andrade, director de la ANI.
Agrega que las vigencias comprometidas se recuperarán por la vía de los impuestos.

“Las concesiones son empresas que facturan y pagan impuestos. Se parte del principio de que, si uno hace una hipoteca y logra que esta produzca, la deuda no cuesta nada”, expresó Andrade.
Entre tanto, otro de los aspectos que destaca la Contraloría es que, la mayor parte de los recursos comprometidos por APP, 88 billones de pesos, son vigencias futuras excepcionales, lo que significa que en el 2014, cuando pactaron dichas amarras, los proyectos no contaban con apropiaciones presupuestales para cubrir dichos ‘empeños’.
Tal situación no deja de ser preocupante, toda vez que “vigencia futura es un compromiso de gasto, diferido a varios años. No es un crédito, pero implica que parte del ingreso en los años comprometidos se destina al cubrimiento del gasto hecho con anterioridad”, explicó Carlos Ramírez, de la firma Ficht Ratings.
Para el experto, la ley 1483 del 2011 estableció reglas de juego que han mejorado el uso de las vigencias futuras.
“Con la nueva norma, es como si una persona que tiene un ingreso mensual de 8 millones de pesos quisiera comprar un paquete turístico para ir a los juegos olímpicos, pero su salario ya está comprometido en 2 millones de pesos, lo que vale la pensión educativa de su hijo (esta es la vigencia futura).
“Entonces, su margen de endeudamiento solo lo tiene sobre los 6 millones restantes. Esto ayuda a racionalizar las vigencias”.
Regiones, en desventaja
Por el contrario, para Ángel Ignacio Neyva, abogado especialista en derecho administrativo y hacienda pública, la nueva ley sobre vigencias futuras tiene sus vicios.
“En el caso de las regiones, no les permite comprometer presupuestos en el último año de Gobierno. Si no hay una adecuada planeación, gastos urgentes en seguridad social, servicios públicos, atención de la primera infancia pueden verse desfinanciados”, advirtió.
Adicionalmente, el análisis de la Contraloría también establece que, la mayor parte de las vigencias futuras por APP fueron autorizadas para inversión ($ 85,77 billones), pero también hay recursos, por 3 billones de pesos, que se destinarán para gastos de funcionamiento “(adquisición de bienes y servicios, servicios médicos, atención de desastres y emergencias, servicios personales, seguros, contribuciones inherentes a la nómina, planes complementarios de salud, bonos pensionales, entre otros)”, según el informe.
De igual manera “0,01 billones cubrirán deuda (asesoría y asistencia profesional en operaciones de crédito público, asimiladas de manejo de la deuda pública y conexas al Ministerio de Hacienda y Crédito Público)”, agrega el informe.
El debate no se detiene
El debate sobre la bondad de las vigencias futuras no ha concluido y, según la Contraloría “si el país quiere someterse a los estándares internacionales que plante la Ocde, debe pensar en una reorganización del gasto y en un mayor control de las vigencias futuras”.
De hecho, la Comisión Tercera de Cámara abordará el tema el próximo miércoles, en un debate de control político.
No hay que satanizarlas
Las vigencias futuras son un instrumento que puede ser utilizado para la realización de proyectos o actividades que requieren más de una vigencia presupuestal, ya sea por las características del proyecto, como la construcción de una carretera, pero no hay duda de que son una obligación que hay que pagar una vez se establece el compromiso. En ese sentido, Carlos Ramírez, de Fitch, advierte que, “si no se utilizan para hacer obras productivas, los gobiernos venideros quedan amarrados”.
La Contraloría también señala que “el manejo de las vigencias futuras requiere especial cuidado por cuanto constituyen un compromiso que impone rigideces a la política fiscal”.
MARTHA MORALES MANCHEGO
Redacción Economía y Negocios

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lunes, 24 de agosto de 2015

....Pensiones: la gran bomba......y NO ESCUCHAN..

ELESPECTADOR.COM, JOSÉ MANUEL RESTREPO 22 AGO 2015 - 


José Manuel Restrepo
Cuando intentamos descubrir las razones que llevaron al desastre económico de Grecia siempre aparece como uno de los factores su propia realidad pensional.

Se trata de la excesiva generosidad en cuanto a años para la jubilación (pensiones desde los 50 años y oficialmente desde los 62); la falta de sostenibilidad de un sistema similar al de prima media colombiano (para toda la población) que hoy en gasto público representa el 18% del PIB de dicha nación; y un mar de inequidades en los beneficiarios de dichas pensiones.
 
Colombia en datos oficiales está lejos de dicha realidad griega, pero de no hacer una reforma pensional, rápidamente llegaremos a algo similar. La mezcla del inevitable aumento de la esperanza de vida, bajo crecimiento económico y creciente gasto público dedicado a las pensiones, parece el mejor camino para caer en la tragedia griega. Se ha estimado que en el 2050 o antes, Colombia tendrá proporcionalmente la misma población mayor de 65 años que Grecia y el gasto en pensiones se acercará al porcentaje griego, si queremos superar el drama actual de baja cobertura pensional en el modelo vigente.
 
Nuestra propia bomba pensional tiene varios detonantes. De un lado sufrimos de insostenibilidad de un modelo de régimen de prima media que insiste en calcular pensiones con base en los últimos diez años de servicio y no a lo largo de la vida de las personas o por lo menos los últimos 40 años de vida laboral (como sucede en países OCDE). Este modelo, que suena muy atractivo, termina alimentando mucha más inequidad porque suelen ser las personas de más altos cargos y por ende de más ingresos las que se benefician, pues a diferencia del grueso de la población son ellas las que logran que en sus últimos 10 años les aumenten los salarios y terminan recibiendo un subsidio injusto (al recibir una pensión más alta del sueldo promedio que tuvieron en su vida laboral), que terminamos pagando todos los colombianos con nuestros impuestos.
 
El segundo detonante es el de un modelo pensional que no ha reconocido el papel que juegan las pensiones como factores de equidad intergeneracional y con la población adulta. La realidad es que hoy sólo el 23% de la población en edad de jubilación recibe dicho beneficio y en el futuro se estima no será más del 10%. El resultado es que la tasa de pobreza en las personas adultas supere el 45% cuando en países como Argentina o Brasil no es mayor del 4%. De igual forma, de no hacer una reforma, el 75% de la población con ingresos inferiores a dos salarios mínimos no tendrán pensión. Mientras tanto, unos pocos aportantes de altos ingresos seguirán recibiendo subsidios que no tiene por qué financiar el sistema.
 
El tercer detonante es la falta de transparencia de un sistema pensional en el que conviven dos modelos que compiten inequitativamente y que es confuso para los usuarios. En Colombia cuesta trabajo tener certeza sobre cuál es el mejor camino para pensionarse, si el de ahorro individual o el de régimen de prima media.
 
Urge una reforma que precise el alcance de cada régimen o que piense en dejar sólo el de ahorro individual; que reconozca que la expectativa de vida productiva es superior; que fortalezca programas como el de Colombia Mayor en los próximos años; que elimine tantas inequidades y beneficios de jugosas pensiones para unos pocos y cero pensión para la gran mayoría; que invite a una reforma laboral que promueva la formalidad en el mercado del trabajo; que elimine tanta distorsión y poca transparencia en la forma como operan los dos regímenes y que se comprometa como política de Estado a que la población adulta tenga una vida digna en el futuro.
 
Un indicador del verdadero desarrollo de un país se mide por la dignidad con la que trata la vida de los adultos mayores, y lo que alcanzamos a anticipar, de no hacer una reforma pensional, sólo es expresión del más profundo  subdesarrollo.
 
Bienvenido el debate sobre una reforma pensional que necesitamos más temprano que tarde, antes de que nos explote la bomba económica y social del régimen actual en nuestras manos.
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    ...“Una calamidad política de corrupción”...

    elespectador.com, A ENTREVISTA DE CECILIA OROZCO 22 AGO 2015 -


    El politólogo Fernando Giraldo, investigador del sistema electoral colombiano, analiza la corrupción de los municipios en los comicios locales, a dos meses de las votaciones para elegir alcaldes y gobernadores .

    “Una calamidad política de corrupción”“(Entre los delitos electorales se encuentra) la corrupción a periodistas, sobre todo en los municipios medianos y pequeños del país profundo”. / Foto: Moisés Carrillo
    Históricamente, ¿en cuáles elecciones hay más corrupción: presidenciales, legislativas o locales (cuando se vota por alcaldes y gobernadores)?
    Entre más local es la elección, más se incrementa la corrupción política. En su orden, hay un nivel superior de corrupción en los comicios regionales - incluidos los de Cámara- , seguidos por los de Senado y, luego, los presidenciales. Es decir, hay más corrupción para elegir alcaldías, concejos, gobernaciones y asambleas.
    ¿Por qué? 
    Porque en las elecciones locales la participación en política de contratistas, la influencia de las organizaciones criminales y la profunda debilidad de los partidos y del Estado hacen más difícil controlar el funcionamiento del sistema electoral, y evitar que se induzca indebidamente a los ciudadanos a votar por algún candidato específico.
    No comprendo por qué no podría controlarse si hubiera voluntad política ¿Tal vez se debe a que los alcaldes, sus secretarios y concejales, igual que los gobernadores y sus asambleas están, ellos mismos, corrompidos?
    Muchos de los funcionarios del Estado y agentes públicos participan directa o indirectamente en las expresiones de corrupción. Otros guardan silencio o son permisivos y no falta quienes, por proteger su propia seguridad profesional y no verse involucrados en situaciones incómodas, prefieren continuar con sus actividades a pesar de que estén faltando a sus responsabilidades públicas.
    Para usted, ¿es cierto o no que con la modernización tecnológica de la Registraduría se ha dificultado el fraude electoral en todas sus expresiones? 
    No. Se han reducido algunas manifestaciones de corrupción por el uso de los instrumentos biométricos, sobre todo las que son marginales porcentualmente, como la suplantación. Pero el resto de prácticas continúa, en extensión e intensidad. Algunas infracciones y delitos electorales se encuentran al alza, como la trashumancia electoral. Y mientras unos desaparecen, surgen otros.
    Deme, por favor, ejemplos.
    Como le decía, la trashumancia electoral es un delito creciente: según datos de la Misión de Observación Electoral (Moe) reconocidos por las autoridades, hay más de 150 municipios con niveles de registro de votantes completamente atípicos. Envigado (Ant.), una ciudad importante por su ubicación geográfica y sus condiciones, cuenta con un censo electoral de 225 mil electores cuando la población proyectada por el Dane para este año es de 207 mil habitantes. Otro tipo de delitos se mantiene: la compraventa directa o indirecta del voto; la compra de candidatos, el financiamiento ilegal o no legal de campañas y candidatos, la utilización de los recursos y obras del Estado para beneficiar campañas, la violación abierta de la regulación sobre publicidad en espacios públicos y en medios locales y regionales de comunicación, y la corrupción a periodistas, sobre todo en los municipios medianos y pequeños del país profundo, que son cerca de mil.
    ¿De qué manera se corrompe a los periodistas y medios?
    Entregándoles directamente dinero para que favorezcan en tiempo y espacio, las pautas publicitarias de ciertos candidatos; para que ayuden a transmitir en noticieros o en programas no políticos, información sobre candidatos que no tienen pauta publicitaria autorizada por el Consejo Electoral y para que limiten o restrinjan la publicidad y la presencia de candidatos en los medios si estos no les han pagado o si son adversarios de quienes son apoyados por la administración pública de turno.
    En sus investigaciones, ¿qué relación ha encontrado entre la corrupción del voto para forzar el triunfo de un determinado candidato local, y el presupuesto público que maneja cada municipio y departamento?
    La relación puede ser directa: la corrupción del voto y la oferta de candidatos postulados y financiados por terceros, por organizaciones ilegales, por contratistas y por numerosos legisladores, se hace, claramente, como contraprestación a la entrega del presupuesto público y de los contratos a quienes financian ilegal o no legalmente las campañas.
    Es decir, quienes dan dinero para apoyar a unos candidatos a alcaldías y concejos, ¿lo hacen porque han negociado con el posible ganador la contratación pública y los puestos?
    Exactamente. Eso sucede de manera cada vez más frecuente en Colombia. Recuerde: entre más pequeño y alejado del centro político sea el municipio, más objeto de captura hay por parte de los financiadores ilegales.
    Significa que aunque la descentralización de las decisiones públicas es, en principio, democrática y sana, ¿resultó ser un factor de corrupción en Colombia porque dejó sin control central el manejo del presupuesto de los mil 123 municipios del país?
    Sí. Sin lugar a dudas la descentralización política desde 1986, fortalecida con la Constitución de 1991, entregó, casi desde el principio, la democracia local a las organizaciones criminales e ilegales, a la corrupción y a dirigentes políticos irresponsables y sin escrúpulos que han capturado políticamente todos los territorios, de manera total o parcial. No se escapa un solo municipio de Colombia.
    ¡No lo puedo creer! Partimos de la base de que hay corrupción pero, ¿se puede afirmar que el 100% de los municipios colombianos fue capturado por los corruptos?
    No significa que esté capturado el 100% de cada uno de los municipios sino que hay una penetración de actividades ilícitas en el proceso electoral en todos ellos, aunque en diferentes proporciones, y se incluye la capital de la República. Hay que señalar que la compra de un solo voto es grave si tenemos en cuenta que, en democracia, las decisiones se toman por mayoría y que la mayoría se puede constituir con un voto.
    ¿Por qué sucede que una sola persona se “adueñe” del voto mayoritario de uno o varios municipios por encima del poder de los partidos? 
    Porque las elecciones se prestan para que los políticos locales accedan al control de los presupuestos públicos. En cambio, la relación directa de los ciudadanos con los partidos y con el Estado nacional es dispendiosa y difícil, haciendo, de esta manera, que se incremente el costo y la especulación política de quienes tienen el monopolio de la intermediación (entre el individuo y el gobierno central). Es un método perverso porque se usa para sojuzgar la voluntad y las libertades ciudadanas.
    En consecuencia, los liberales de tradición, los conservadores de toda la vida etc., que votan fielmente por alguien solo porque es avalado por sus partidos, ¿están siendo engañados puesto que predomina el candidato sobre la colectividad política?
    En realidad, los militantes tradicionales y leales obran bien cuando votan por el candidato de su partido a pesar del cuestionamiento que tengan porque las responsabilidades recaen en los partidos y una de ellas es la escogencia correcta de candidatos por quienes deben responder. Cuando un gobernante o un representante partidista actúan indebidamente, su mala reputación se traslada al partido lo cual significa que debería ser de su interés la escogencia de buenos candidatos no solo para mantener su propio prestigio sino, a su vez y recíprocamente, para ser leal con sus electores. Su pregunta me hace pensar que nuestros partidos tienen ciudadanos más coherentes y disciplinados que sus dirigentes.
    ¿Cuáles son los departamentos y regiones más críticos en materia de corrupción electoral y en cuáles es menor ese fenómeno?
    Sería más fácil decir en cuáles departamentos hay manifestaciones menores de corrupción. En realidad, esta es una calamidad política. Quizás donde existe menos corrupción electoral es en Bogotá. Y donde al parecer es más grave es en la costa Atlántica, en Valle del Cauca, Chocó, Norte de Santander, Boyacá, Eje Cafetero y Cundinamarca.
    Entonces, las elecciones locales en Colombia son corruptas en un abrumador porcentaje… 
    Si bien es muy difícil medir estos fenómenos porcentualmente, se puede afirmar que son discretamente libres, muy poco transparentes y más que eso, que son inequitativas. Están colonizadas severamente, en alto porcentaje, por los vicios, irregularidades, infracciones y delitos electorales que socaban la voluntad política de los electores. Y cuando la autoridad electoral competente declara públicamente los resultados, legitima automáticamente el fraude y el delito.
    Usted es oriundo de Cartago, cuyo candidato a la alcaldía en 2007 y quien fue elegido, recibió dinero y apoyo político de la congresista Dilian Francisca Toro. Poco después él fue procesado por celebración de contratos sin requisitos legales. Allá mismo fue asesinado el enigmático abogado Ignacio Londoño siendo aspirante a la alcaldía para este año ¿Su ciudad sigue tomada por la mafia y por el poder político tradicional?
    El narcotráfico aisló a Cartago del departamento y de la nación para controlarlo. La primera tarea y estrategia materializada casi en su totalidad, fue someter el sistema político y social local. Ahí están las consecuencias: la destrucción de la ciudad.
    En uno de sus escritos usted dijo que Cartago sería muy pronto “un ente territorial fallido” ¿Resultó cierta su predicción? 
    Absolutamente pues están capturados la política, los partidos, el Estado departamental y local, así como la mayoría de los dirigentes y líderes locales que se someten, o se someten. No tienen otra opción sino pertenecer a las redes ‘clientelares’ que actúan como estructuras piramidales de corrupción política. En otros municipios vallecaucanos sucede algo similar.
    ¿Por qué cree que el gobierno nacional no ha entrado a combatir ese fenómeno, primero en Cartago y luego en el Valle del Cauca siendo evidente el control ilegal de los entes públicos?
    Hay demasiados cálculos políticos en todos estos temas. Sospecharía que el gobierno nacional está tan amarrado en sus actuaciones públicas y políticas que no puede atender todos los requerimientos que, en justicia, debería acometer. Y aunque pueda parecer una justificación, y a pesar de que los gobiernos deben garantizar seguridad y transparencia en la actividad pública y combatir cualquier manifestación de ilegalidad, Cartago y el Valle del Cauca no están en un lugar prioritario de su agenda.
    ¿Es posible que en 2015 una persona, más que un partido, maneje el voto popular en varios municipios simultáneamente y que pueda controlar todos o algunos puestos clave del sector público y de la contratación local? 
    No sólo es posible sino que ha venido ocurriendo y tiende a incrementarse en estas elecciones. Una vez más, un ejemplo de ello es la red de salud en el Valle del Cauca: es sabido, para la mayoría de los usuarios del departamento, que el sistema ha colapsado, en parte, porque las instituciones que prestan el servicio están controladas políticamente, y son canteras electorales. Varios de las entidades de salud - como el hospital de Buenaventura, de Cartago y el Universitario del Valle - han entrado en iliquidez por malos manejos administrativos y porque los dirigentes políticos y los gobernantes solo las utilizan para capturar votos y para exprimirles sus recursos.
    ¿Qué podría hacer un gobierno limpio que quisiera purificar las elecciones locales y, en consecuencia, modernizar la participación política de los habitantes de provincia?
    Lo primero que habría que hacer es suspender indefinidamente las elecciones locales y territoriales, al menos en la mayor parte del territorio nacional para los cargos uninominales (alcaldes y gobernadores) hasta tanto el Estado pueda otorgar mínimas garantías y ofrezca seguridad y libertad real a los ciudadanos para participar en elecciones. Se requieren al menos tres cosas: 1. que el Estado garantice un control electoral a nivel institucional y político que les sustraiga el proceso electoral a los delincuentes; 2. que los partidos se reordenen, se disciplinen, sean responsables y tengan el monopolio de las candidaturas; y 3. que se adelante una reforma de la organización electoral para que funcione de acuerdo con la Constitución de 1991 que reconoce el multipartidismo y no siguiendo la Constitución de 1886 que se ajustaba al bipartidismo excluyente de liberales y conservadores.
    * * * 
    “Los partidos, controlados por ambiciones desmedidas”
    El politólogo Fernando Giraldo, profesor universitario, investigador del sistema electoral colombiano y autor de varios libros sobre el tema, analiza la situación política del país actual que incidirá en los comicios regionales de octubre cuando se escogerán nuevos alcaldes y gobernadores. Predice mayor decadencia partidista e incremento del poder personal de los caciques electorales locales.
    Los actores políticos de las regiones con poder corruptor, ¿encuentran complicidad y soporte en los partidos cuando estos los avalan para nuevos cargos, o son los partidos los que se ven obligados a apoyarse en ellos para obtener alguna influencia local?
    Los candidatos y los dirigentes son los dueños de los partidos y no son los partidos los que seleccionan a quienes quieren que los representen. Los partidos en Colombia son una federación de facciones y fracciones locales, como colectividades de segundo piso que son controladas, en numerosísimos casos, por poderes difusos o por dirigentes que tiene ambiciones desmedidas y excesivas. Cuando los partidos apoyan candidatos, a nivel local, para nuevos cargos, buscan obtener beneficios materiales y, realmente, no pretenden mejorar su influencia política. Recuerde que los ciudadanos, cada vez, votan más por personas que por partidos.
    “En política no existen acciones sin intencionalidad”
    Recientemente se encontraron varios pagarés en que constaban préstamos de dinero de una congresista en ejercicio –Dilian Francisca Toro, hoy aspirante por la U a la gobernación del Valle del Cauca -, a nueve candidatos a alcaldías del mismo número de municipios de ese departamento, en las elecciones de 2007. Simultáneamente, la senadora Toro les dio respaldo político, en campaña. Esa mezcla de apoyo (financiero y electoral) ¿puede resultar sospechosa?
    Sí, porque se buscaría alterar la voluntad ciudadana. Además, es susceptible de sospecha pues es extraña y no institucional. En política no existen acciones sin intencionalidades y mediante esa intervención se trataría de controlar, indebidamente, el proceso electoral con el fin de llegar al poder público por un camino torcido, para obtener beneficios materiales a favor de personas y grupos de interés. Este fenómeno se soporta en la capacidad material que tienen individuos o grupos de economía formal e informal. Su método consiste en financiar campañas compitiéndole al Estado que tiene establecido el anticipo legal (de financiación). El pago se hará – al prestamista - posteriormente, y con creces, utilizando recursos públicos cuando estos sean administrados por quienes recibieron ese raro apoyo.

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