miércoles, 28 de noviembre de 2012

Y ahora, impuesto a las pensiones ?


lasillavacia.com, Por Vivian Newman
Cuando el Ministro Cárdenas propone cobrar impuestos a las pensiones, a uno se le arruga el corazón.  Se imagina colas interminables de personas mayores, cobrando su mensualidad  en los azarosos últimos días de su vida.  Y para colmo, ahora los obligarían a pagar impuestos sobre lo ahorrado con el sudor de su frente.
Pero no. La propuesta es otra: se trata de un cobro del 5% sobre pensiones de 10 millones de pesos mensuales en adelante. La intención es invertir la actual regresividad del sistema pensional, en el cual hay, en no pocas oportunidadades, gran diferencia entre lo que se aporta como trabajador(a) y lo que se recibe como pensionado(a).  
El problema es que la regresividad varía según el régimen pensional y para atacar las desproporciones que denuncia el gobierno, habría que establecer un esquema tributario diferenciado.  Para ello habría que distinguir no sólo el valor de las pensiones superiores a 10 millones, sino sus tipos y causas.
Las pensiones pueden dividirse en tres grupos según el hecho que las causa:
- Las de vejez que antes se llamaban de jubilación y que se causan por la edad en la que se deja de ser económicamente activo;
- Las pensiones de sobrevivientes que se causan por la muerte del afiliado; y
- Las de invalidez y riesgos profesionales que se generan cuando sobreviene  la incapacidad definida por la ley, causada por un accidente o una enfermedad.
También pueden dividirse en dos grupos según se trate del régimen de prima media (público) y el de ahorro individual (privado obligatorio y voluntario).
-En el primer caso, se trata de reunir un número de semanas cotizadas y una edad.
-En el segundo caso, la pensión es el valor del capital ahorrado, durante los años en que el  trabajador esté económicamente activo.
En el marco de estas diversas categorías, el caso de la prima media es el más desproporcionado de todos.  Casi que el pensionado se gana una lotería a costa del Estado y en últimas, del contribuyente. Para garantizar estas pensiones, el Estado paga o subvenciona un alto porcentaje de las pensiones  de los que más tienen, o sea que el dinero  de trabajadores de salarios bajos, por vía de impuestos, sirve para cubrir el retiro de la capa de ingresos más altos de la población.
El caso de régimen privado es menos grave.  En este régimen, quien gracias a su ahorro individual, logra una pensión de 10 millones de pesos mensuales, desea legítimamente gastarse la mesada que adquirió con el  esfuerzo de su ahorro durante muchos años. El aporte tributario se justificaría entonces, no porque el Estado subvencione para garantizar una mensualidad, sino por solidaridad con la población más pobre.
La tasa a pagar por concepto de impuestos, debería ser menos alta en el régimen de ahorro individual que en el régimen de prima media, pero en todo caso, debería haber un aporte por parte de los que más tienen, para redistribuir entre los que poco tienen. La razón del pago del impuesto varía, pero subsiste y explicaría una tasa menor.
Los otros dos casos serían el de la pensión de sobrevivencia que debería pagar según el régimen privado o público en que se encuentre y la pensión por incapacidad y riesgo profesional.  En esta última, el tamaño de la discapacidad debería definir el nivel del aporte tributario, pues subsiste la solidaridad con aquel que está en peor situación, pero el aporte podría ser menor. Así, una incapacidad muy cercana al 100% podría ser eximida del pago de la tasa tributaria.
Finalmente, y con el fin de que el impuesto sea progresivo, debería aplicarse una tasa creciente según el valor de la pensión que supere los 10 M.
Muchos pondrán el grito en el cielo cuando se habla de gravar pensiones y más aún de manera diferenciada.  Se argumentará que lo ahorrado ya ha pagado impuestos como parte del salario, pero esto no es cierto porque el aporte de pensión obligatoria es ingreso no constitutivo de renta y la voluntaria tiene un tratamiento muy benéfico. Se dirá también que se desincentiva el ahorro.  Pero esto tampoco es tan cierto pues cuando el ahorro se hace por otros medios como en CDT´s o se convierte en inversiones, también hay impuesto a pagar. Se alegará que en conquistas sociales como las pensionales no debe haber regresividad, pero esto no es absoluto, sobre todo cuando consulta parámetros de justicia y equidad, como en este caso. Por último, se pensará que se podría violar el principio a la igualdad gravando diferenciadamente, pero todo impuesto se basa en la solidaridad y debe ser progresivo.  Además, si en el caso de la prima media, el Estado  subvenciona más a los más ricos, con mayor razón éstos deben pagar impuesto sobre su pensión.
Es verdad que la reforma tributaria debería atacar muy fuertemente otros desequilibrios graves como los carruseles de pensiones judiciales y algunos regímenes especiales o gravar más el capital que el trabajo.  Sin embargo, la propuesta del gobierno de gravar las pensiones también es necesaria.
La máquina estatal debe tragar inequidades y generar redistribución. Y el gobierno, los congresistas y los magistrados que manejan la máquina  tienen una oportunidad importante para aportar en la corrección de  los desequilibrios entre los que nada tienen y los privilegiados.  Se trata de que 200,000 personas que en Colombia tienen pensiones superiores a 10 M y que no se arrastran en colas interminables para cobrar su pensión, sin dejar de descansar en su periodo de jubilación, contribuyan a que Colombia deje de ser el país más desigual de la región más desigual del mundo.

Mintrabajo pule propuesta de reforma a sistema de pensiones


PORTAFOLIO.CON, noviembre 27 de 2012 



La iniciativa plantea una reducción de las restricciones de acceso de los usuarios al Fondo de Garantías de Pensión Mínima.

El ministro de Trabajo, Rafael Pardo presentó un dramático escenario del sistema pensional colombiano, e indicó que este solo tiene 16,9 millones de afiliados, de los cuales 9,3 millones son inactivos y 7,6 millones son activos.
Y peor aún: apenas uno de cada tres personas mayores de 65 años tiene acceso a una pensión de vejez.
Al insistir en la inequidad del sistema actual Pardo señaló que “el 20 por ciento de la población más pobre recibe solo el 0,1 por ciento de los subsidios de pensiones, mientras que el 20 por ciento de la población más rica recibe el 86,3 por ciento de los subsidios de pensiones”.
Pardo dijo que, en la actualidad, el 24 por ciento del Presupuesto de la Nación se destina al gasto pensional y la deuda asciende a 116,2 por ciento del PIB.
Así mismo, explicó las opciones de reforma pensional en la que viene trabajado el Gobierno.
Estas consisten en modificación de parámetros del sistema actual; marchitamiento del Régimen de Prima Media, flexibilización del acceso al Fondo de Garantías de Pensión Mínima, y protección para la vejez.
De acerado con lo planteado por el Gobierno, en la primera opción busca reducir el pasivo pensional del Estado que hoy el 116 por ciento del PIB, y que si todos los afiliados a los fondos privados se trasladan al Régimen de Prima Media, faltando 10 años, ascendería al 129,4 por ciento del PIB.
Los estudios realizados por el Ministerio de Trabajo indican que para disminuir el pasivo pensional sería necesario tomar medidas como reducir la tasa de reemplazo del 65 al 49 por ciento; hacer la liquidación con el promedio de los últimos 20 años de cotización; aumentar la edad a 60 años para las mujeres y 65 para los hombres. De esta manera, el pasivo se reduciría en 19,5 por ciento del PIB.
En lo relacionado con la reducción de las restricciones al Fondo de Garantías de Pensión Mínima, el Ministerio de Trabajo plantea dos vías: disminución de las semanas requeridas para la pensión, de acuerdo con la edad.
Esto significa que más años, es necesario cotizar menos de las 1.150 semanas que rigen en la actualidad, y cuya cifra es fija.
Otra vía sería ampliar el acceso a afiliados que tengan un monto ahorrado, aún sin semanas requeridas para la pensión.
El Gobierno también plantea la opción de un esquema de protección para la vejez.

martes, 27 de noviembre de 2012

Doble vía.....Increíble...


Dinero.Com, NOVIEMBRE 21 DE 2012

“Si bien la aplicación de la reforma empezaría en 2015, hay que iniciar el debate. La propuesta se presentará próximamente a la comisión tripartita”, afirmó Pardo
Con la reforma pensional, el Gobierno busca acabar la competencia entre el régimen público y privado, al obligar a todo el mundo a cotizar en ambos. Pero aún no es claro cómo funcionaría.

El país aún no conoce la suerte de la reforma tributaria y Rafael Pardo, ministro de Trabajo, ya tendría lista su reforma pensional para empezar la discusión en las próximas semanas.

Luego de examinar varias opciones como el cambio de los parámetros, el marchitamiento del régimen público, la flexibilización del Fondo de Garantía de Pensión Mínima (FGPM), Pardo ha diseñado lo que él denomina “un sistema de pilares”. En este, el Régimen de Prima Media (RPM) –cuyo manejo ha pasado del Seguro Social a Colpensiones– y el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (Rais) –administrado por los Fondos Privados de Pensiones– dejarían de ser sustitutos para volverse complementarios. 

La idea de Pardo es que todo el mundo cotice en el sistema público hasta su primer salario mínimo y por encima de este lo haga en los fondos privados, así los dos regímenes dejarían de competir por los afiliados como lo hacen en la actualidad, para compartirlos. Para la gente de menos de un salario mínimo estarían los Beneficios Económicos Periódicos (BEPs) y para los mayores de 65 años sin ingresos el programa de Colombia Mayor.

Con esto, según Pardo, no solo se ampliaría la cobertura del sistema sino se permitiría que el sistema público se centre en los estratos más bajos y no en los más ricos, como sucede hoy, lo cual haría más sostenible el sistema pensional. “Es un giro hacia un sistema más parecido al americano que, además, impulsaría el deprimido mercado de las rentas vitalicias”, agrega el Ministro.

La reforma pensional de Pardo no se mete con temas sensibles como el aumento de la edad de pensión, la reducción de las pensiones o en limitar el régimen público, políticamente muy complicados pero que expertos en temas pensionales vienen reclamando insistentemente. Además, el cambio propuesto crea un riesgo gigantesco, pues en la discusión podría subirse la obligación de cotizar al sistema público de un salario mínimo a dos o cuatro salarios mínimos, donde está el grueso de la población, lo cual equivaldría a devolver al país a un sistema pensional totalmente público con enormes repercusiones fiscales.

Por último, no es claro desde el punto de vista operativo cómo funcionaría, pues parece complicado que la gente cotice en dos regímenes, lo cual puede resultar en mayores costos para el sistema.

Debate urgente 

La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que acaba de visitar el país, insistió en la necesidad de una reforma pensional. ¿Las razones?

Con el actual sistema no solo se ha pensionado muy poca gente sino que muy poca se pensionará, dados los pocos afiliados activos ante la elevada informalidad laboral. Solo una tercera parte de las personas mayores de 65 años tiene hoy una pensión y menos de 10% de los cotizantes al RPM se pensionarán, según cálculos del experto Hugo López.

No obstante, el gobierno nacional tiene que dedicar alrededor de 24% de su presupuesto para subsidiar estas pensiones. Con un agravante, 86,3% de estos recursos se está yendo a financiar las pensiones del 20% más rico de la población (el 20% más pobre solo recibe 0,1%). En contraste, el sistema público tiene que devolverles sus aportes prácticamente sin intereses reales a las personas que no cumplieron los requisitos para pensionarse. Las devoluciones pensionales, como se denomina este procedimiento, supera los 45.000 casos cada año. Esto significa que no solo tenemos un sistema público que solo sirve para pensionar a los ricos de este país, otorgándoles altos subsidios, sino que, además, excluye a los más pobres.

Para acabar con esto, Pardo propone paradójicamente fortalecer el RPM donde se generan las mayores distorsiones incorporando en este a todo el mundo hasta en un salario mínimo. Con esto pretende evitar que el Gobierno siga otorgando pensiones altas a unos pocos y que quienes tienen grandes salarios ahorren y financien su propia pensión.

Sin embargo, no es claro cómo la medida conseguirá esto, dado que los grandes costos del sistema ya están dados. A pesar de los topes a las pensiones públicas y la eliminación de los regímenes especiales, se siguen otorgando pensiones excesivas vía sentencias judiciales y ante el largo régimen de transición que se dejó. Según el Ministerio de Hacienda, el costo fiscal de estos fallos judiciales podría estar entre los $11,7 billones y $20,1 billones. El impuesto a las pensiones altas que se dejó en la tributaria, 5% a la parte de la pensión que esté por encima de $10 millones, es insuficiente.

Además, no es claro cómo la medida de Pardo hará que más personas se pensionen con una mejor mesada. La gente de salario mínimo es precisamente la gente que no completa las semanas, ni da grandes saltos salariales. Siempre irían al sistema BEPs el cual se estima alcance más de 7 millones de afiliados.

Por esto, es previsible que muchas entidades, como el Consejo Privado de Competitividad (CPC), insistan en el marchitamiento del RPM o en la modificación de sus parámetros, como el aumento de la edad, bajar la pensión en relación al salario (tasa de reemplazo) o exigir que esta se calcule con el promedio salarial de los últimos 20 años, si se decide mantenerlo. Según el Ministerio de Trabajo, este tipo de medidas –incluso conjuntamente– no tendría un impacto significativo sobre la disminución de la deuda pensional, que alcanzaría hoy alrededor de 116,2% del PIB.

Algo que Pardo tendrá que demostrar, pues otros cálculos como los de Anif hablan de 160% del PIB y de la utilidad de estos cambios. Los analistas insisten en que los actuales parámetros del sistema pensional no recogen los cambios demográficos que ha tenido el país en los últimos años ni el aumento en la expectativa de vida (que pasó de 72 a 76 años) y por eso insisten en modificar la edad de pensión.

Es claro que somos una población cada día más vieja y que vive más. De ahí la importancia del tema. Sin embargo, para algunos podría parecer apresurado iniciar este debate sin conocer el rumbo de la reforma tributaria y cuando no se han reglamentado los BEPs ni ha arrancado en forma Colpensiones. Pero, sin duda, se requiere reformar un sistema público inequitativo, frenar las pensiones excesivas vía judicial, darle mejor información a la gente para que decida en qué sistema debe estar y tomar medidas en el frente laboral para que no seamos un país de jóvenes sin trabajo y viejos sin pensión.

Tatequieto' a onerosas pensiones de excongresistas


Por: Elespectador.com
La Corte Constitucional dará trámite a una demanda que busca liquidar de nuevo las millonarias pensiones.

La Corte Constitucional está estudiando una demanda que busca volver a liquidar las millonarias pensiones de varios excongresistas y exmagistrados del país.
Argumentando que hay un acto legislativo de 2005 que acabó con las onerosas pensiones, ese alto tribunal se apresta a tomar una decisión sobre el tema.

El abogado Germán Calderón, quien interpuso la demanda, explicó que esa reforma impide pensiones de más de 25 salarios mínimos legales vigentes.

"Entre magistrados y congresistas son aproximadamente 800 las personas que se han pensionado con más o menos 45 salarios mínimos legales vigentes", indicó. (Vea más de esta demanda).

Solo una de cada tres personas mayores de 65 años tiene pensión de vejez


Por: Elespectador.com, noviembre 27 de 2012
El sistema pensional sólo tiene 16.9 millones de afiliados, de los cuales 9.3 millones son inactivos y 7.6 millones activos.
El Ministro del Trabajo, Rafael Pardo, presentó a los gremios económicos y las centrales sindicales un diagnóstico sobre el estado en el que se encuentra el sistema pensional en Colombia.

El diagnóstico se conoció en el marco de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, donde a lo largo de su exposición, el director de la cartera laboral manifestó que la baja cobertura, la inequidad, insostenibilidad, se convierten en las tres problemáticas más importantes que enfrenta el sistema pensional colombiano.

Según el comunicado de prensa, Pardo les recordó a los representantes de los empresarios y a los de los sindicatos que en Colombia sólo 1.645.000 personas reciben pensión, de las cuales 1.321.000 pertenecen al Régimen de Prima Media, 56 mil al Régimen de Ahorro Individual, y 267 mil más a los regímenes especiales (Ecopetrol, Magisterio, Caja de Retiro de las FFMM, y Policía Nacional – CASUR); y que la mayoría de los colombianos que recibe pensión es de rango salarial bajo: el 8.8% recibe un salario mínimo, el 59.7% más de un salario mínimo pero menos de dos, y el 20.9%  entre dos y menos de cuatro SMMV.

Sobre la cobertura, el ministro del Trabajo, explicó que actualmente el sistema pensional sólo tiene 16.9 millones de afiliados, de los cuales 9.3 millones son inactivos y 7.6 millones son activos, y que según un estudio del reconocido investigador del mercado laboral, Hugo López, solo uno de cada tres personas mayores de 65 años tiene acceso a una pensión de vejez, dice el estudio revelado.

“Es muy preocupante que más de la mitad del total de estos afiliados que corresponden a cerca de 9.3 millones de personas, es decir, al 55% de personas afiliadas a cualquiera de los dos sistemas pensionales se encuentran inactivos, es decir, no han cotizado en los últimos seis meses y se reportan como afiliados al sistema pero no tienen una cotización activa”. Pardo advirtió que entre más alta es la pensión es mayor el subsidio que el Estado les otorga.

“El 20% de la población más pobre recibe sólo el 0.1% de los subsidios de pensiones. Mientras que el 20% de la población con más poder adquisitivo recibe el 86.3% de los subsidios de pensiones. Eso es inaceptable”, dijo el ministro, al advertir que esta problemática se ha reducido parcialmente gracias a jurisprudencia de la Corte Constitucional, que a través de sus sentencias ha establecido topes pensionales.

La tercera dificultad que enfrenta el sistema pensional colombiano, consiste en los altos costos fiscales que le representan a la Nación. En la actualidad, el 24% del Presupuesto General de la Nación, se destina al gasto pensional y la deuda asciende a 116.2% del Producto Interno Bruto.
El Ministerio del Trabajo seguirá socializando con la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, el estado en el que se encuentra el sistema pensional colombiano.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Las gabelas que reciben los trabajadores de la Rama Judicial



Juez que menos gana recibe $4 millones al mes de salario base. Miles llevan 45 días en paro.

Nueve tipos de primas y seis de bonificaciones y auxilios extralegales que pueden subir el sueldo mensual hasta en un 35 por ciento. Y tres días de permiso al mes, que pueden ser cinco si se dicta cátedra en una universidad.

Esos son algunos de los beneficios que reciben los magistrados, jueces, fiscales y empleados de la Rama Judicial del país, miles de los cuales completan este domingo 45 días sin trabajar, en medio del paro que busca el cumplimiento de una nivelación salarial prometida e incumplida por el Estado hace 20 años.

Gracias a ese régimen, que muchos empleados oficiales y privados envidiarían, los jueces que menos salario gana en el país -los promiscuos o municipales- reciben una base de 4,2 millones de pesos, que elevan hasta a 6,9 gracias a las primas y bonificaciones.

Estudios de posgrado o la publicación de algún trabajo académico les reporta un incentivo individual de hasta el 5 por ciento del sueldo. Y tienen una 'prima especial de recreación' que equivale a la paga de dos días y que, sin falta, debe pagarse "una semana antes del inicio de vacaciones".

Según la Judicatura, el 70 por ciento de los 2,4 billones de pesos del presupuesto de la Rama Judicial (que no incluye la plata de la Fiscalía) se destina al pago de cerca de 23 mil magistrados, jueces y empleados. Esa proporción ha crecido diez puntos en la última década.
2 millones a un notificador

Gobierno, ONG y analistas coinciden en que el reclamo de los jueces y fiscales por la nivelación salarial es justo: hay un abismo entre los 24 millones de pesos que se gana un magistrado de alta corte y los casi siete que recibe un juez promiscuo. Pero también hay consenso en que los empleados de ese sector están lejos de ser los más desprotegidos por el Estado colombiano, y de allí las críticas a los jueces y fiscales que mantienen el cese de actividades desde octubre pasado. Aunque no son la mayoría, en la práctica han logrado bloquear todo el acceso al sistema en ciudades como Bogotá y Bucaramanga.

Voceros de la sociedad civil, como la directora de la Corporación Excelencia en la Justicia, Gloria María Borrero, señalan que el régimen salarial de los jueces tiene que ser más transparente y estar atado a resultados de eficiencia y productividad: "No nos han dicho toda la verdad. Los sueldos son más competitivos que en el sector privado, y hoy un magistrado auxiliar gana más que un ministro".

Un notificador judicial -que solo tiene que ser bachiller- gana casi dos millones de pesos (1,4 millones de básico más primas); el mismo sueldo que en el sector privado recibe un recién egresado de universidad, reconocen voceros de la Judicatura.

Como en otras actividades, los beneficios aumentan cuando se forma parte de un sindicato. Es el caso de Nelson Cantillo, el copresidente de Asonal que ha liderado la oposición al arreglo firmado el 6 de noviembre con el Gobierno. Lleva más de 37 años en la Rama y actualmente es secretario del juzgado 7 civil de Barranquilla. Por su intensa actividad sindical, y según la ley, sus ausencias pueden durar semanas.

Con el acuerdo con el Gobierno, que destinó 1.2 billones de pesos a la nivelación, los salarios incrementarían entre un 70 y 100 por ciento.
'Al día se trabaja más de 12 horas'

Alfredo de la Hoz, miembro del Colegio de Jueces y Fiscales de Colombia, resalta que un funcionario de la Rama debe cumplir jornadas laborales de más de 12 horas de trabajo. En ciudades como Bogotá, asegura, los jueces penales y laborales realizan más de 10 audiencias cada día.
El régimen especial de jubilación de algunos jueces
El escándalo del 'carrusel' de las pensiones puso en evidencia la posibilidad de algunos funcionarios de jubilarse bajo un régimen especial de pensión. Ellos pueden acceder a la mesada con el salario más alto del último año laboral. A diferencia del resto de colombianos, los servidores pueden hacer aportes con base en un bajo salario, pero con un mes de sueldo equivalente al de magistrado, su jubilación se calcula en ese tope.

Las 'Seis Horas' de los pensionados


Por: Mauricio Botero Caicedo
Utilizar un desfile hipotético como alegoría para ilustrar la monstruosa inequidad del sistema pensional colombiano es oportuno. La alegoría no es cosecha de quien escribe esta nota, sino la creación del recientemente fallecido economista holandés Jan Pen, denominada el Desfile de los enanos.
En nuestro desfile, cuya duración sería seis horas y tendría lugar en el ‘Autódromo de Tocancipá’, asumimos que el colombiano medio mide 1,6 metros y su ingreso promedio anual (de acuerdo con cifras del Economist) es de $13’500.000 (US$7.500). Para resaltar las diferencias de ingresos, en vez de billetes, utilizaremos variaciones en la altura promedio de 1,6 metros; y el tiempo que duren los pensionados desfilando representa el número relativo, de cada grupo, en el total de los participantes.
De las 4’630.100 personas en edad de pensionarse, arrancan el desfile los 3,3 millones de colombianos que no tienen pensión. Los ingresos de estos desdichados no pasan de los $50 mil mensuales, menos de un dólar diario, siendo sus entradas 22,5 veces menores que el colombiano medio. Por ende, su tamaño relativo es de sólo siete centímetros, la mitad de una botella de gaseosa. De las ‘Seis Horas’, este grupo va a desfilar durante cuatro horas y diecinueve minutos.
Los espectadores, extenuados de ver estos diminutos compatriotas, y faltando una hora y 41 minutos para finalizar el evento observan que se une al desfile un grupo de 1’300.000 personas cuya pensión promedio ronda el salario mínimo, es decir, $550 mil mensuales, $6’800.000 al año (US$3.778). Al ser el ingreso de estos pensionados la mitad del ingreso promedio del colombiano, su estatura es sólo 80 centímetros (el tamaño de un niño pequeño).
Quedando sólo dos minutos con 22 segundos, la emoción invade el Autódromo cuando entran en pista los más favorecidos (en su totalidad compuestos por funcionarios de nivel alto del Estado), cuyas pensiones rondan los $3 millones mensuales, o sea $36 millones anuales. Estos afortunados, cuyo número es 27.000, miden cuatro metros y 27 centímetros (la altura de una casa de dos pisos) desfilan durante dos minutos y cinco segundos.
Con sólo 17 segundos para terminar el desfile empiezan a pavonearse, ante los delirantes aplausos de todos los asistentes, los verdaderos privilegiados de esta nación: los exrepresentantes, los exsenadores y los exmagistrados que, indistintamente cuánto tiempo hayan permanecido en sus cargos, disfrutan a los 60 años de jugosas pensiones, cuyo promedio anual es $167 millones, pensión que es 12,4 veces mayor que el ingreso promedio del colombiano. Estos gigantes miden veinte metros cada uno (equivalente a un edificio de ocho pisos) y al ser sólo 3.000 privilegiados, galopan raudos y veloces en escasos 13 segundos.
El plato fuerte (los auténticos ‘cacaos’ del sistema pensional) vienen de último y sólo duran 4,2 segundos recorriendo el trayecto. Su número es cercano a las 100 personas y está compuesto por los expolíticos y exmagistrados que con base en argucias, triquiñuelas y otras oscuras maniobras han logrado elevar sus pensiones a cerca de $30 millones mensuales, $360 millones anuales. Estos ingresos, 26,7 veces mayores que las del colombiano medio (60 veces más que la pensión mínima), los coloca a una altura de 42,7 metros (la altitud de un edificio de 17 pisos).
Los espectadores están anonadados: en seis horas han visto pigmeos de 15 centímetros y gigantes de 43 metros. Para el economista argentino Martin Lousteau, “ahora se entiende por qué a algunos les cuesta tanto ver lo que pasa allá abajo…”. La inequidad para los ‘gigantes’ pasa inadvertida porque desde un piso 17 es casi imposible distinguir un gnomo de 15 centímetros. ¿Habrá, lector, un sistema pensional más inequitativo que el colombiano?

El procurador y los ajustes pensionales


Dilema con eco en Ministerio de Hacienda,  Por: Norbey Quevedo H.

La tendencia de redondear pensiones de altos funcionarios de la justicia y el Congreso vía jurisprudencia, preocupa al alto gobierno.
La decisión sin antecedentes que adoptó esta semana la Contraloría contra 13 magistrados y exmagistrados del Consejo de la Judicatura, al abrirles juicio fiscal por presunto detrimento patrimonial, derivado de actuaciones para incrementar montos de pensiones, no sólo inquieta a este organismo. En el Ministerio de Hacienda crece la preocupación sobre los sobrecostos fiscales que están creando los tribunales administrativos, a través de decisiones para beneficiar a integrantes de la Rama Judicial y de los organismos de control.
Hace un año, la Dirección General de Regulación Económica de la Seguridad Social del Ministerio de Hacienda elaboró un informe en el que evalúa la creciente incidencia de fallos de tutela o de la justicia contenciosa por interpretaciones sobre el alcance del régimen de transición de la Ley 100 de 1993 o Ley de Seguridad Social. El asunto es tan delicado que, según el documento, se está afectando el balance constitucional de los poderes públicos, pues no hay mecanismos para frenar autoridades judiciales beneficiándose a sí mismas.
El monto actuarial estimado de sobrecostos fiscales por beneficios para altos funcionarios de la Rama Judicial, la Procuraduría y la propia Contraloría se calcula entre $11,7 y $20,1 billones, a pesos de 2010. Es decir, que por vía de interpretación judicial, incluso a través de conductas oportunistas y de discutible legalidad, se están generando serios interrogantes sobre el futuro del Sistema General de Pensiones, tanto en la perspectiva institucional como en la viabilidad financiera. Un escenario intocable porque se impulsa desde la justicia.
Uno de los capítulos más críticos pero detectados está en el impacto fiscal que ha creado el Consejo de Estado a través de fallos para interpretar regímenes pensionales de magistrados o integrantes de los organismos de control. Una de estas situaciones se genera por sus interpretaciones sobre los factores que deben tomarse en cuenta para liquidar montos pensionales. Una tendencia tan compleja que, entre los entendidos, ha venido prolongando un régimen de transición más allá de lo previsto hace 20 años por la Ley 100.
El Espectador indagó cuáles son los detonantes de esta atípica circunstancia que hoy preocupa a las autoridades económicas y encontró que si bien la Corte Constitucional dio directrices claras sobre la forma de aplicar la liquidación de pensiones de integrantes del Congreso, un decreto posterior a la Ley 100, orientado a homologar la situación de los congresistas con los magistrados, provocó que por vía de jurisprudencia todo se trastocara. Hoy siguen apareciendo fallos que dejan de lado los cálculos de las finanzas públicas.
El punto neurálgico de la discusión fue la Ley 04 de 1992, a través de la cual el Congreso decidió para sí mismo que las pensiones de senadores y representantes no podían ser inferiores al 75% del ingreso mensual promedio que durante el último año éstos devengaran, con los debidos reajustes según el salario mínimo. Esta norma fue demandada ante la Corte Constitucional con el argumento de que otorgaba privilegios a altos funcionarios del Estado sobre los demás colombianos. La Corte respaldó el articulado, pero con límites precisos.
En particular, acogió el monto del 75%, pero advirtió que haber sido congresista no era suficiente. Cada legislador tenía que someterse a las reglas del juego de su propia historia laboral. Sin embargo, con posterioridad y luego de la expedición de la Ley 100 de 1993, en el propósito de unificar todos los regímenes pensionales, se creó un vacío en torno a la situación de altos funcionarios de la justicia. Entonces, a través de decretos terminó por regularse que las pensiones de magistrados debían ser liquidadas igual que las de los congresistas.
El problema vino después, porque las interpretaciones de las normas superaron a las leyes mismas. Y el fallo pionero se dio en la Sección Segunda del Consejo de Estado, a raíz de los reclamos de un exmagistrado de la misma corporación que consideró que la liquidación de su pensión era menor a sus expectativas. Fue el exmagistrado Javier Díaz Bueno, quien fue consejero de Estado entre 1996 y 2000, tiempo durante el cual se le reconoció su pensión de jubilación conforme a las disposiciones del momento y efectiva a partir de 1998.
No obstante, Díaz Bueno consideró injusto el monto de su pensión y demandó por restablecimiento de derechos. En medio de la expectativa de las autoridades económicas sobre las pretensiones del caso, el Tribunal de Cundinamarca falló en favor de Díaz Bueno y ordenó que su pensión fuera igual a la de los congresistas, en cuantía del 75% del ingreso mensual promedio devengado por todo concepto durante el último año de servicio, con la advertencia de que dicha pensión no quedaba sujeta a tope o límite en cuanto a su cuantía.
Como era de esperarse, tanto el Ministerio de Hacienda como el Seguro Social apelaron la sentencia, convencidos de que, de confirmarse, significaba abrirle una tronera al sistema de pensiones. El caso pasó al Consejo de Estado y le correspondió estudiarlo, en calidad de ponente, al entonces magistrado Alejandro Ordóñez Maldonado, hoy procurador general de la Nación. El 29 de mayo de 2003, con la ausencia del entonces magistrado Tarsicio Cáceres, los juristas Jesús Lemos y Alejandro Ordóñez confirmaron la sentencia.
Fue tal el lío que se armó entre los expertos, que la Procuraduría le pidió al magistrado Ordóñez que “reparara el agravio” y echara abajo su fallo. Además destacó que ni siquiera el demandante era beneficiario del régimen de transición, pues las normas eran de 1994 y él sólo había sido consejero de Estado hasta 1996. Es decir, Díaz Bueno ya tenía un derecho adquirido frente al régimen anterior. Aun así, se le reconoció el mismo articulado de los congresistas y mejoró sustancialmente su pensión, con las indemnizaciones del caso.
Sucedió lo que estaba advertido. Aunque por el tecnicismo del tema el fallo pasó desapercibido, entre expertos y posibles beneficiarios se convirtió en el as para mejorar la pensión. Por vía de tutela en unos casos o ante los tribunales administrativos, en otros, se fueron sucediendo varias sentencias, en las cuales la jurisprudencia se volvió la norma, o mejor, los decretos y las leyes quedaron a juicio.
de la interpretación de los magistrados. En esa medida, para altos funcionarios de la justicia se volvió referente buscar otro alcance a sus demandas.
La prueba evidente del boquete pensional que se abrió fue un extenso documento enviado por el Ministerio de Hacienda al Consejo de Estado en enero de 2006, pidiendo quebrar la sentencia del caso Díaz Bueno. La petición argumentó razones de peso: la vinculación del magistrado al Consejo de Estado había sido posterior a la expedición de la Ley 100 y, lo más importante, se había aplicado erradamente el Decreto 104 de 1994, que equiparó el monto y los factores salariales de la pensión de los magistrados a los de los congresistas.
El reclamo del Ministerio de Hacienda no prosperó y lo que vinieron fueron nuevas demandas de exmagistrados o excongresistas, todos a la espera de que la interpretación de sus casos personales en los altos tribunales amparara lo que la ley no parecía darles. En otras palabras, los reajustes de los valores de las pensiones se afianzaron en los tribunales. El Consejo de Estado incluso llegó a interpretar que la base de liquidación de pensiones incluyera todos los factores salariales, aplicando una liquidación aritmética del derecho.
En medio de la controversia, el entonces magistrado Alejandro Ordóñez interpuso su propia demanda. A través de una ley y un decreto se creó una prima especial de servicios en la Rama Judicial. Bajo la consideración de que dicho factor hacía parte de los ingresos totales anuales equiparados con los de los congresistas, pidió revisar su caso. Además, argumentó que esa prima debía liquidarse sobre los ingresos laborales totales, incluyendo sueldo, gastos de representación, prima de localización y vivienda, prima de salud, prima de servicios, prima de navidad y cesantía.
La Dirección de Administración Judicial se opuso, pero la demanda se abrió paso. La Sala Plena del Tribunal Administrativo de Cundinamarca se declaró impedida porque compartía los argumentos de Alejandro Ordóñez. Fue necesario integrar una sala de conjueces. Toda la discusión del caso estuvo referenciada por los vacíos entre los beneficios de los congresistas y los magistrados de las altas cortes. La Sala de Conjueces falló en marzo de 2008 y ordenó pagar a Ordóñez las diferencias adeudadas por prima especial de servicios desde marzo de 2000 a esa fecha.
Ya en calidad de procurador general, conforme a sus convicciones sobre la materia, Alejandro Ordóñez ha expedido varias circulares para definir cómo debe aplicarse el régimen de transición en materia pensional para los funcionarios de la justicia y los organismos de control. Su idea, como se lee en la circular 048 de septiembre de 2010, es “evitar interpretaciones que puedan vulnerar derechos fundamentales de aquellas personas próximas a pensionarse”. Con el añadido de advertir las consecuencias de actos u omisiones.
El 3 de noviembre de 2010 el procurador Ordóñez expidió la circular 054, en la cual invocó la defensa del patrimonio público, pidió evitar la creciente judicialización del tema pensional y recalcó que, de acuerdo con las nuevas disposiciones, las entidades públicas encargadas de reconocer y pagar pensiones de jubilación, prestaciones sociales y salarios de trabajadores, debían tener en cuenta “los precedentes jurisprudenciales que en materia ordinaria o contenciosa administrativa se hubieren proferido en cinco o más casos análogos”.
Su requerimiento a los ministerios, Cajanal, Seguro Social y fondos de pensiones fue respetar los derechos adquiridos y acatar la “jurisprudencia de la Corte Constitucional y el Consejo de Estado en defensa de los derechos de los servidores públicos afiliados a regímenes pensionales cobijados por la transición”. De paso, instó a revisar los precedentes jurisprudenciales en la materia para evitar detrimento al patrimonio público, violación a los derechos de los afiliados y la congestión que por estos casos ya reina en la Rama Judicial.
El tema está al rojo vivo pero poco trasciende, porque pelear con la justicia es una osadía. Sin embargo, entre las autoridades económicas existe la preocupación de modificaciones al sistema pensional por vía de interpretación jurídica, para beneficiar a altos dignatarios de la Rama Judicial y los organismos de control. Una realidad que se traduce en la búsqueda de beneficios en contra de la estabilidad de las finanzas públicas, con un escenario adicional poco explorado: la rotación de cargos de mayores ingresos entre los funcionarios próximos a pensionarse.
El caso de la Judicatura
 La Contraloría General de la República adoptó esta semana una decisión inusual: imputó cargos de responsabilidad fiscal contra 13 magistrados y exmagistrados del Consejo Superior de la Judicatura por presuntos daños al patrimonio público en cuantía superior a los $3.000 millones, en hechos relacionados con apoyo para la liquidación pensional de funcionarios judiciales.
Lo que pretende el organismo de control es establecer si hubo irregularidades en la designación de magistrados auxiliares por breves períodos, con el fin de que cumplieran requisitos de edad y tiempo y, de esta manera, pudieran obtener mejores condiciones para el pago de su pensión, en detrimento de los recursos públicos.
La preocupación económica del Gobierno
El Ministerio de Hacienda produjo en mayo de 2011 un documento que demuestra la inquietud de las autoridades económicas sobre lo que está sucediendo alrededor del Sistema General de Pensiones. En esencia, se establece que la unificación de los regímenes pensionales cayó en el terreno de las decisiones judiciales.
Según expertos consultados, el tema es de tal magnitud que ya se han producido fallos que incluso se van más atrás de la Ley 33 de 1985 que regía los términos de pensión de altos dignatarios de la justicia, para autorizar pagos imprevistos que, de alguna manera, correspondan a los privilegios pensionales de los congresistas.
La preocupación del alto gobierno radica en el impacto fiscal que están causando estos fallos. Un cálculo del Ministerio de Hacienda prevé que en caso de extenderse ese tipo de decisiones, la incidencia para las finanzas del Estado sería enorme, afectando derechos de otros trabajadores con opciones de adquirir su pensión.
La elección del procurador general
 En los próximos días el Senado de la República elegirá procurador general de la Nación. El favoritismo en la elección está en cabeza del actual titular del Ministerio Público, Alejandro Ordóñez Maldonado, quien desde hace varias semanas recibió el respaldo de varios partidos políticos. El abogado Ordóñez fue ternado por la Corte Suprema de Justicia.
Sus otros rivales son la magistrada del Consejo Superior de la Judicatura María Mercedes López, quien fue seleccionada por el presidente Juan Manuel Santos como aspirante al cargo el pasado 1° de noviembre.
La terna la complementa el jurista Orlando Gallo Suárez, quien fue escogido en representación del Consejo de Estado.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Situación de hambre en el país supera promedio de la región


noviembre 22 de 2012 



Situación preocupante en Costa Rica, Paraguay y Guatemala. Brasil es un ejemplo de avance, y el fenómeno es cosa del pasado en Venezuela, Chile, Cuba, Argentina y México.

Mientras el 7,7 por ciento –en promedio– de la población latinoamericana sufre problemas de hambre y, por ende, de desnutrición, en Colombia es el 12,6 por ciento.
Las cifras las reportó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en su informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2012 en América Latina y el Caribe, publicado ayer, que trae para el país una mala y una buena noticia.
Si bien el impacto del hambre en Colombia es superior al del promedio del continente, hay una reducción de 6,5 puntos porcentuales entre 1990 y el presente año, pese a un leve retroceso de 0,1 puntos entre 2007 y 2012.
El hambre en América Latina y el Caribe –señala la publicación–afecta a 49 millones de personas, a pesar de que en los últimos veinte años 16 millones dejaron esta condición.
A esto se suma que el crecimiento que han tenido las economías de los países no se ha traducido en una disminución correspondiente de la vulnerabilidad a la que está expuesta una parte de la población de la región.
El oficial principal de políticas de la oficina regional de la FAO, Adoniram Sanches, reconoció que si bien la región es la que más ha avanzado en reducción del hambre a nivel mundial, en los últimos años la tendencia en la reducción se desaceleró producto del impacto de las crisis económicas.
Destacó que se notan avances en producción, productividad, comercio y protección social, que han contribuido a la reducción del hambre en el subcontinente.
Por otra parte, el crecimiento económico que se ha notado en Latinoamérica también ha sido fundamental para la reducción de la población con hambre, que pasó del 8,7 por ciento en el 2007 a 8,3 este año, al sumársele el grupo de países del Caribe.
Según el Panorama, hay una combinación en el aumento de los ingresos laborales y la ampliación de las transferencias de recursos públicos a programas sociales.
Pese a lo anterior, la FAO llamó la atención por los casos de Costa Rica, Guatemala y Paraguay.
En el primero, de haberse solucionado renació el problema, mientras que sigue creciendo en Guatemala; en Paraguay es altamente preocupante, pues casi que se ha disparado (del 16,8 al 25,5 por ciento de la población).
Bolivia tampoco escapa a la situación, con el 24,1 por ciento de su población con hambre.
En estos países anotados, la prevalencia de la desnutrición crónica –esto es, baja talla para la edad– en niños menores de 5 años es de dos dígitos. El caso más aberrante se reportó en Guatemala, con el 48 por ciento, dice el informe
Brasil, por su parte, es uno de los ejemplos para seguir, ya que la ejecución del programa Hambre Cero –durante el gobierno de Lula– contribuyó a que el índice bajara de 7,8 a 6,9 por ciento.
Ahora, como factor externo, la FAO atribuye al vaivén de los precios de las materias primas, como maíz, trigo y soya, las variaciones locales del valor de los alimentos; uno de los últimos ‘sacudones’ se debió al intenso verano de mitad de año en los Estados Unidos, que incidió en el llamado índice de precios de los alimentos de la FAO, que volvió a subir, luego de mantener una tendencia a la baja.
Aunque los productos anotados no llegan directamente al plato de los habitantes, sí lo hacen a través del pollo, el pan y las arepas, alimentos de consumo masivo en Latinoamérica y el Caribe.
Por último, un factor que ha ayudado a morigerar el problema ha sido la dinámica que ha cobrado el comercio intrarregional.
“Durante 2011 su peso superó levemente al del comercio con los Estados Unidos”, concluyó el informe de la FAO.
EL CLIMA AGUDIZA EL DRAMA
DESPLAZAMIENTO Y MÁS POBREZA
Los desastres naturales también han impactado la seguridad alimentaria de la población, mientras que la agricultura es uno de los sectores más vulnerables a las variaciones del clima, ya que hay más riesgos de sufrir pérdidas de cosechas y ganado, y menor oferta de recursos pesqueros y forestales.
Durante 2011, por ejemplo, las inundaciones fueron el evento más recurrente en Brasil y Colombia, que padecieron las consecuencias del fenómeno de la Niña.
En Colombia hubo pérdidas en 28 de los 32 departamentos. Según la Encuesta Nacional Agropecuaria, hecha por el Dane, los inviernos que intensificó la Niña en el 2011 dejaron 939.844 hectáreas perdidas por inundaciones o deslizamientos.
PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
Los impactos de la desnutrición y, en general, de la malnutrición en Latinoamérica –en términos de salud de la población– pueden ser graves y varían de acuerdo con el tipo de desequilibrio de nutrientes.
Las deficiencias en vitaminas y minerales pueden dar lugar a problemas de visión o ceguera (vitamina A), debilidad muscular, parálisis, trastornos nerviosos, problemas digestivos, piel agrietada (vitamina B), inflamación de la glándula tiroides, mal desarrollo cerebral (yodo), y anemia (hierro).
Las consecuencias de un exceso de nutrición también pueden ser perjudiciales y contribuir al desarrollo de sobrepeso y obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y cáncer.
EN LA REGIÓN, EL HAMBRE CONVIVE CON EL SOBREPESO
El sobrepeso y la obesidad constituyen problemas generalizados en la región: en la mayor parte de los países, la obesidad en adultos es superior al 20 por ciento; es decir que una de cada cinco personas adultas es obesa.
En el 2010, el sobrepeso y la obesidad en menores de 5 años afectaban a más de dos millones de niños en Suramérica, a más de un millón en Centroamérica y a cerca de 300.000 en el Caribe.
El país con mayores niveles de obesidad es San Cristóbal y Nieves (en el Caribe), con 40,9 por ciento; en tanto México, Venezuela, Argentina y Chile –si bien tienen buenos indicadores en desnutrición– enfrentan tasas de 33, 31, 29 y 29 de obesidad adulta, respectivamente.
Sin embargo, esos ‘gorditos’ de más –resultado de los malos hábitos alimenticios de la población– tienen sus consecuencias nefastas para la salud pública, pues contribuyen al desarrollo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y cáncer, dice el Panorama.
EN SEIS PAÍSES, EL HAMBRE ES HISTORIA
Cuba, Argentina, Chile, México, Uruguay y Venezuela son los seis países donde –según las cuentas de la FAO– el hambre es ya casi historia del pasado, pues algo menos del cinco por ciento de sus pobladores reportan algún problema de consumo de alimentos.
En estos, se destaca la oferta y la disponibilidad de comida.
Juan Carlos Domínguez
Redacción de Economía y Negocios